El presidente de Honduras, Porfirio Lobo, lamentó este miércoles el fallecimiento de 357 personas, producto de un incendio en el penal de Camayagua, prometió una investigación imparcial y separó de sus cargos a dos funcionarios de la cárcel.
«Una pesquisa independiente con figuras de mucha autoridad moral, con el acompañamiento y la observación internacional en el marco de lo que mandan las leyes nacionales que garantice la certeza y confiabilidad de los resultados y conclusiones», comentó Lobo durante una alocución nacional.
La mayoría de los presos murieron calcinados dentro de las celdas, sin posibilidades de huir ante la rapidez con que se propagó el fuego y los cerrojos asegurados. La cárcel estaba sobrepoblada.
Esta mañana, familiares de las víctimas se congregaron fuera del penal para obtener información de sus esposos, hijos o hermanos. Indignados, lanzaron piedras contra el edificio.
Las autoridades tienen dos hipótesis: un cortocircuito o que un prisionero prendiera fuego a un colchón.
