En 2008, la ONG Save the children (Salvar a los Niños), publicó un informe sobre el trabajo infantil y la esclavitud doméstica de niños y niñas, cuyas cifras evaluaban que la esclavitud de esta pequeña prole había aumentado en solo 5 años, de 218 millones a la cifra de 400 millones.
Las edades, no solo conmueven, sino que imponen reacciones inmediatas, al hablar de menores entre los 5 y 17 años: “Más de la mitad de ellos, unos 136 millones, realizan labores peligrosas y unos 10 millones y medio se ven atrapados en las peores formas de trabajo ilegal, degradante, en condiciones consideradas como esclavitud.”
En República Dominicana los datos apenan y pesan sobre la conciencia nacional. El Ministerio de Trabajo informó haber retirado decenas de niños del vertedero Rafey y del mercado de Santiago y el titular de dicha cartera, Domínguez Brito, afirmó que “buscarán mecanismos que garanticen la permanencia de los menores de edad en las escuelas y el no retorno a trabajos que pongan en riesgo la salud ni el desarrollo integral de éstos”.
Sin embargo, en el país, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), asegura que las penurias que sufren niños y niñas pobres quedan ocultas, y por tanto perpetuadas en el casi medio millón que sufre la explotación laboral, lo que afecta su educación, salud y retrasa el desarrollo de la nación, según han determinado sociólogos y expertos en economía.
La esclavitud infantil es un problema político, “Crimen Vergonzoso” para los organismos internacionales (ONU, Unicef, FMI-Fondo Monetario Internacional-, BM-Banco Mundial-, OIT-Organización Internacional del Trabajo,…), y todos los jefes de Estado, cuyos países crecen económicamente y no acaban de dar una respuestas real a este grave problema.
Esclavitud infantil en Siglo XXI
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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