Nada más peligroso que un cuerpo inflamable cercano al fuego, o una infección tratada sin precauciones. Los males de Haití, por ancestrales, no dejan de ser muy actuales. La posibilidad de un “golpe de Estado”, contra Michel Martelly, ni siquiera se ubica en un posible viaje del presidente de ese país, sino que crece entre las enmarañadas suposiciones- bastante certeras por sus propias características-, que hablan de alrededor de un 80% de insatisfacción y por tanto, desaprobación, entre quienes rodean al recién electo mandatario.
En política- dijo el maestro-, lo real es lo que no se ve. Sin embargo, tras las nebulosas anteriores, con relación a quienes aprobaron o no a Martelly durante su campaña, aquí, en la vecina República Dominicana, se habla de mucho más e inquieta, sin duda, porque lo que ocurre allá, repercute aquí incondicionalmente.
No es la primera vez que en el vecino territorio tiene lugar un golpe de Estado, aún está fresco en la memoria el de 2004, contra Jean-Bertrand Aristide, supuestamente por no detener la corrupción, ni mejorar la economía.
A todo esto se suma la realidad de un “Estado incontrolable”, con un presidente rodeado de fuerzas enemistadas y superiores a él mismo y con el tema de los contratos aprobados “al vapor”, unido ello a la imagen de miles de refugiados, esperando porque sea verdad esa “maqueta”, que idílicamente reflejó un Puerto Príncipe, semejante a el soñado “Nueva York chiquito”.
De mentiras y lejanías está harta la población. No sólo la haitiana.
Haití: “volcán en erupción”
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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