El método desacertado que reciben las mujeres víctimas de la violencia, la carencia de un programa de Estado que ayude a la reinserción de niñas, niños y adolescentes rescatados tras haber sufrido por la trata de personas, los valores machistas y sexistas que prevalecen, entre otros muchos ángulos del problema, integran esta “mirada general” ofrecida por la periodista mexicana, defensora internacional de los derechos humanos y representante de la Plataforma de Mujeres Artistas Contra la Violencia de género, Lydia Cacho.
No hay duda de que la búsqueda de raíces y orígenes de este mal; la necesidad de hallar políticas que combatan la impunidad y la adecuación de programas que permitan la reinserción de las personas tratadas, ha llevado a la tenaz activista a la recepción de dolorosas experiencias, que fueron desde su detención, hasta las torturas, para luego “continuar las rutas, recorrer el mundo y encontrar que no hay un modelo adecuado que ofrezca alternativas a las mujeres tratadas”.
Turismo sexual
Negar que el sexo comercial se haya incrementado en el mundo sería “esconder la cabeza como el avestruz”. La verdad se abre pasos de manera descomunal y desgarradora, mostrando cómo niñas y niños prostituidos, apenas sobrepasan los 11 y 14 años de edad.
Lo peor es que- según los estudios realizados por Lydia Cacho-, las familias están “normalizando la entrega de sus hijos a tratantes” y con ese dinero sostienen al resto de los miembros del hogar. En tanto que los menores prostituidos cumplen con tales funciones, mientras albergan un resentimiento hacia sus progenitores y consideran su cuerpo “separado” de sí, como objeto.
Cacho recordó que existen múltiples sitios del país donde hay mayor presencia turística y muchas niñas, niños y adolescentes son utilizados por foráneos norteamericanos, españoles, canadienses. Vienen de países donde existen leyes sobre el comercio sexual con menores y aquí se sienten liberados para ejercer la trata y explotación sexual: “los nuevos movimientos de la industria turística que ya se sumó a la clientela de este comercio”, señaló la periodista mexicana.
Otra de las denuncias llevadas a cabo por la activista ha sido en relación con las miles de páginas en Internet dedicadas a la pornografía infantil: “hace años lo denuncié y no han cerrado ninguna”.
Las preguntas siguen siendo: ¿hasta dónde funcionan los códigos de ética en las empresas hoteleras? y ¿cuán involucrados están los actores de la industria turística? ¿Se fortalecen las organizaciones locales para tener herramientas y recursos económicos con los cuales entrenar grupos sociales y lograr resultados?
Las respuestas son negativas, señala Lydia Cacho: “no hay organización en el mundo que tenga esta capacitación para los hoteleros. Encima- apunta-, los tratantes, en muchos países se vinculan al poder, al Gobierno y logran poseer documentos impecables, debajo de los cuales funcionan inescrupulosamente”.
La investigadora confiesa que, según datos obtenidos, el 55% de niñas y niños entre 10 y 16 años han accedido a páginas pornográficas. De manera que el ciberespacio se ha convertido en una herramienta más del vil negocio de la trata sexual infantil.
Reinserción
La también representante internacional de la Plataforma de Mujeres Artistas Contra la Violencia de Género asegura que el tema de la reinserción es un gran problema. ¿Qué ocurre cuando son salvadas personas que han sido víctimas de la trata? ¿Cuánto se puede ayudar después de rescatar a mujeres, niñas, niños y adolescentes?
Cacho asevera: “regresan al hogar y siguen las mismas condiciones y situaciones económicas que le impusieron ir a buscar dinero para sobrevivir todos en la casa”.
El fenómeno no puede ser más difícil, pues los refugios, según la feminista, en su mayoría carecen de programas de Estado: “no hay la posibilidad de una beca; ni un acuerdo con el Ministerio del Trabajo para que cuenten con un puesto de trabajo cuando salgan de esa situación como víctimas de la violencia”.
Junto a la Plataforma de Mujeres Artistas contra la Violencia de Género, Lydia Cacho estuvo presente en la Jornada “Por el derecho de las Mujeres a una Vida Sin Violencia” que se llevó a cabo en distintas ciudades de República Dominicana, desde el 20 de marzo hasta el 2 de abril.
La Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), la Colectiva Mujer y Salud; Conamuca; Tú, mujer ; CIPAF; PROMUS; NAM; Foro Feminista; PRO FAMILIA; Coordinadora de Mujeres de Santiago; Red de Mujeres Periodistas; Cimtra; CNUS;CNTD;CASC;ANTAC, estuvieron entre las organizaciones que apoyaron esta jornada.
En todas y cada una de las charlas, conferencias e intercambios quedó claro que se requiere, inminentemente, crear un modelo único que permita una capacitación a la sociedad con perspectiva de género.