Paredes agrietadas, pisos deteriorados, aulas al aire libre, butacas inservibles y baños antihigiénicos son algunas de las características que describen la angustiante condición en la cual los estudiantes del Liceo José Reyes, del Kilómetro 35, de Yamasá, reciben el pan de la enseñanza.
El centro educativo consta de cuatro salones de clases donde se imparte el bachillerato y cuenta con una matrícula de 166 estudiantes, repartidos en las tandas matutina y vespertina, en la que diez profesores se las ingenian para captar la atención de los escolares, debido a que algunas aulas no tienen paredes.
El liceo funciona en la estructura física que alojó a la escuela Buenos Aires, construida por la comunidad y la iglesia, pero como no había un plantel para impartir el bachillerato, en el 2010 lo convirtieron en secundaria.
La situación del recinto escolar es inquietante, no solo para los profesores sino también para los estudiantes, pues producto de los últimos movimientos telúricos registrados en el país, la estructura física presenta un nivel de agrietamiento, que amenaza con desplomarse en cualquier momento.
Ante este panorama, la directora del Liceo José Reyes, Yolanda de la Cruz, explicó que mediante misiva solicitó ayuda económica a políticos, empresarios y religiosos con el fin de construir el plantel en un lugar más seguro y con mayor capacidad.
Sostuvo que las autoridades de Educación han visitado el liceo, inclusive realizaron evaluaciones y hasta prometieron que volverían para ultimar detalles, sin embargo todo se ha quedado en promesas.
Mientras tanto los estudiantes arriesgan su vida con el objetivo de terminar los estudios, en salones de clases que no ofrecen la debida armonía que amerita el proceso de aprendizaje.
En ese sentido, el estudiante Gabriel Abba, quien cursa el primero de bachillerato, narró que cuando llueve tienen que suspender las clases, porque la ausencia de paredes y persianas permiten que el agua penetre a las aulas y en otras ocasiones es el sol quien impide el ritmo normal de las clases.
“Nosotros vivimos con un miedo permanente por el deterioro de la escuela y ante cualquier rumor de temblor de tierra salimos despavoridos y renuentes a entrar, por lo que la suspensión de la docencia resulta bastante frecuente”, relató Abba.
Asimismo, manifestó que su sueño es terminar la secundaria en un liceo donde haya biblioteca, laboratorio de Informática, de Ciencias y sobre todo donde no tenga que preocuparse por la seguridad de su vida mientras esté en el aula.
Enseñanza de Calidad
Aunque el panorama en el cual se imparte la secundaria en el Kilometro 35 de Yamasá es anacrónico, eso no es óbice para que los estudiantes reciban una enseñanza de calidad y los profesores se esfuercen cada día para dar lo mejor de sí, logrando ganar el segundo lugar en concursos y evaluaciones educativas.
Los pedagogos del Liceo José Reyes han realizado maestrías y cursos superiores, pero continúan devengando un pírrico salario que no les permite vivir dignamente; no obstante, entregan sus conocimientos con mucho amor a los pupilos.
“Los estudiantes no tienen la culpa que nuestro trabajo no sea seriamente valorado, por eso seguimos superándonos y cumpliendo con nuestro deber como si estuviéramos ganando un jugoso sueldo”, comentó la directora Yolanda de la Cruz.
Realmente, resulta extraordinaria la labor que realiza el cuerpo magisterial del Liceo José Reyes, la cual podría ser mucho mejor si contara con el apoyo efectivo del Ministerio de Educación, a fin de otorgarle un plantel confortable y equipado para cumplir con el objetivo del milenio, el cual apunta a una enseñanza de calidad.
Liceo José Reyes amenaza con desplomarse
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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