(Octava parte)
En la rutina de meditación comprendo mi torpeza en esperar que los de la acusación “cual es más corrupto”, se comporten como esperamos, es ilógico verlos reflexionar, que cambien a una vida de respetar la vida de los demás. Sinceramente, no puedo engañarme en creer conocer al hombre, no es posible entrar en la naturaleza humana. Es asunto de Dios.
La naturaleza inquieta nos impulsa según las circunstancias, trajinando acompañado de una experiencia exigente que no permite callar sabiendo que los deseos no anidan para procrear cambios. El silencio es indiferencia, egoísmo imperdonable.
El cambio a una vida aferrada a la honestidad necesita conocerse así mismo, estar viendo su alma con el alma misma. Conociendo su propia alma y todo lo que hace el alma, es él que lo está haciendo. Comprendemos que estamos presenciando un espectáculo de calculadores, las palabras no se originan en la laringe, son la expresión del espíritu, de los sentidos y corazón. No pueden ocultar que su miradas sonrientes dicen una cosa, su voz otra y su interior otra muy distinta. No hay sinceridad, fiel retrato de la moral hipócrita.
Meditabundo fui a la almohada, dormía flotando en las nubes y vi a unas personas que no pude identificar, parecían de tiempos lejanos. ¿Bonó-Martí-Hostos- Josué de Castro- Gandhi-Duarte-Meriño-Luther King-Mandela y unos jóvenes pensativos? El que parece más anciano respiró hondo y dejándose escuchar a los cuatro vientos: sí solo las personas honestas pudieran ser elegidas para cargos públicos, esta media isla no tendría ninguno. Semi sonreí al escuchar: cuando se critica a un compañero por ejercer el transfuguismo es como si un gato se quejara de que un ratón le haya robado su presa. Los otros se animan y surge la peña: vemos con pena que los de las diatribas acusadoras de corrupción antes de creer la verdad, prefieren pensar mal del otro.-Desde el comienzo de Pedro Santana hemos visto gobiernos tras gobiernos y no se cual ha sido amigo del ciudadano.- Ahí en esta tierra vi que el exilio de Duarte presenta que el pueblo olvida al que se ha dedicado a servirle. Y que bien viven los que se sirven a sí mismos.- Esa gente me recuerda cuando Julio César le dijo a Cicerón: la ley es una ramera que se puede comprar pagando lo suficiente. Y este le contestó: la ruina de las naciones, la inmersión final en el despotismo y el caos. La naturaleza del hombre no cambia aunque cambien las circunstancias exteriores y que, por lo tanto, lo que fue verdad ayer, lo es hoy y lo será mañana. En la política no se es libre de las perversidades de los que han recibido dádivas.-
Vine dei Cibao, no me confundan soi concho nuevo, biznieto de concho primo: aquí cada cuatro años los nuevos millonarios en villas de orquídeas se pavonean como pavo enamorao queriendo ser hijos de Priapo, hijo de Dionisio y Afrodita Dios de los jardines y las viñas de la antigua Roma. Los políticos en campaña son como la mata de Guao, estéril, que solo entregan hojas muertas. Los que gobiernan quieren en cada sol más poder y critican a Trujillo. Ya hay dique expeitos que ganan muchos cuaito diciendo quien se va a sentai en la silla deaifileres.- Un anciano se identifica, nací y crecí cerca del parque Independencia: descuidan al cura Montesinos porque les molesta verlo, se sienten culpables. Necesitamos a un Duarte, el hombre patriota de verdad, el único que escribió y nos habló como ninguno ha hablado. Todo lo dio, nada se cogió. Si quieren cambio ejerciten su decálogo.
No dejo de estar meditabundo frente a las fuertes sacudidas en que distintas ocasiones estremecen los cimientos de la vida. Ante estos vaivenes de vientos tormentosos es de juicioso no tomar partido en política y en paz le presento al gran Augur, pontífice Scaevola: “todos los hombres virtuosos y patriotas tienen algo de locos, porque lo normal es que los hombres sean perversos y traidores”.
El autor es vicealmirante retirado de la Marina de Guerra.
Meditabundo. Ciudadano de la selva humana
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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