Benenson Strategy Group, una de las más acreditadas firmas encuestadoras del mundo, guía de la campaña del presidente Barack Obama, presentó su más reciente trabajo de campo del proceso dominicano, levantado entre el 27 y 30 de marzo, y encontró que Danilo Medina superaba a Hipólito Mejía por ocho puntos, 48% a 40%, ventaja que se amplía 51% a 43%, cuando la pregunta incluye las fórmulas con los vice.
En esa mismo lapso, el Centro de Investigación y de Estrategia de Marketing (CIEMARK), que por igual trabajó con 1,275 entrevistas a nivel nacional, reportó un 51.63% para Danilo Medina y 43.25% para Hipólito, y en los partidos al PLD 48.79%; PRD 46.25% y al PRSC 3.98%. En relación con una encuesta de esa firma en febrero, Hipólito bajó 3.98% y Danilo subió 3.56.
Pero Danilo, con su posición de siempre, cree firmemente en una encuesta que se llama trabajo y en una campaña con propuestas, y esta semana, presentó al electorado su plan de gobierno, montado sobre cuatro metas prioritarias: reducir la pobreza extrema, sacando de ella a 400 mil personas, y llevando un millón 500 mil pobres a clase media; mantener un crecimiento promedio del Producto Interno Bruto de 4.5 anual y crear 400 mil nuevas plazas de empleo, metas que pasan por una transformación del sistema educativo, cumpliendo con la entrega del 4%.
Por su parte, Hipólito Mejía, como lo declaró a “El Sol de la Mañana” el asesor internacional J. J Rendón, sigue produciéndose autogoles con su boca, va a Estados Unidos y comete una pifia contra Obama, cuando apenas se enfriaba aquí su advertencia de que no pagaría las deudas a los suplidores, y por otra parte se revela una trama contra el gobierno haitiano en la que él resulta salpicado.
También evidencia su temor a un debate reglamentado y arbitrado de manera imparcial con Danilo Medina, al condicionar su participación a que estén todos los aspirantes presidenciales, cosa que no se estila, porque la gente quiere saber cómo piensan y cuáles son los planes de los que están en la competencia real.
La campaña de Mejía ha visto como tabla de salvación los ataques contra el senador Félix Bautista, que andan muy lejos de reflejar una preocupación contra la corrupción administrativa, y se evidencian como detonantes de la guerra sucia, y que han sido manejados con tanta ligereza que, en vez de contribuir a que fuere condenando por algún acto ilícito, si lo hubiese cometido, les servirán de reivindicadores, al atribuirle, en base a un panfleto anónimo, propiedades inmobiliarias y hasta de una aeronave, que, en un proceso judicial, dejarían en aprietos a quien sustentara acusación en base a unas pruebas fantasmagóricas.
Alguien trastocó información obtenida en forma ilegal hasta adoptarla al tamaño del escándalo que se quería propiciar y la pusieron en manos de quien la ha servido.
