Lamentablemente, entre los inconvenientes que se han producido en esta campaña electoral están las dos personas muertas y varios heridos más, incluyendo al cónsul de la isla San Martín, que acompañaba al presidente Leonel Fernández durante un recorrido proselitista a favor del candidato del oficialista Partido de la Liberación Dominicana (PLD), Danilo Medina.
Restan apenas unos días para elegir el próximo gobernante del país y aun se espera que el nudo creado en la entrega de acreditaciones para los observadores voluntarios de Participación Ciudadana (PC), se deslice sin obstáculos y finalmente observadores y todo lo demás tomen su nivel como debe ser. Que los 14 mil 470 colegios electorales (dos mil 23 en el Distrito Nacional) donde trabajarán 74 mil funcionarios exhiban un trabajo limpio, sin que los epítetos y denominaciones incorrectas sigan apareciendo en la palestra pública.
Pero, lo más importante, que nadie puede soslayar, es la erradicación por completo de ese ambiente de violencia que ha subido la temperatura política de la campaña. Se habla de policías que salvaguardarán vidas en los comicios; pero, lo mejor sería que no habláramos de comparaciones de menos víctimas, cuando el resultado debe ser en este sentido nulo, absolutamente.
Si se quiere mejorar la calidad de la democracia en República Dominicana, los ciudadanos deben tener garantizada la tranquilidad para ejercer el voto en las urnas y que estas presidenciales del 20 de mayo dejen un sabor a miel, no a hiel, como se está sintiendo en estos días.
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