Gracias por permitirme conversar, por esta vía, con el próximo Presidente de la República, agrónomo Hipólito Mejía.
Usted es el mismo deportista a los que su generación recuerda como el fino jugador de softbol, que por sus recios lanzamientos en molinete lo bautizaron como “el guapo de Gurabo”, su pueblo natal.
Sepa usted que por más esfuerzo que hagan los peledeístas por ocultar la verdad y querer darle de lado a situaciones bochornosas que empañaron, la imagen del gobierno, hay que decirlo, que se van del Palacio Nacional el 16 de agosto a las 10 de la mañana.
De nada valió el uso abusivo de los dineros del Estado, porque como quiera se van de la mansión presidencial.
Podrán adornar con oro, diamantes y laurel las mentiras, pero la verdad insípida, inodora e incolora saldrá, como el sol resplandeciente el domingo 20 de mayo.
Don Hipólito, júrelo que no hay valladar que detenga su triunfo en primera vuelta.
A mí no me cabe la menor duda de que el próximo domingo usted saldrá airoso en los comicios electorales. Yo estoy altamente confiado y trabajaré para que así sea.
Hipólito, los peledeístas se van con poder y las manos llenas de dinero, fruto de la corrupción que envenenó a su gobierno.
Se van reventados por el narcotráfico y la indelicadeza administrativa, sin forma alguna de justificar y demostrar lo contrario.
Lo único que pudiésemos lamentar es que el lastre y la pus de este gobierno embadurnó a Danilo Medina, quien tuvo que cargar con su desgracia.
Lo tenemos que decir, al PLD no lo salva nadie, porque ya fue derrotado, no por usted, sino por el hambre, la miseria, el desempleo y la carestía de los precios de consumo masivo.
Es usted, Hipólito, quien volverá al poder a administrar con justicia la ley de los hidrocarburos, para evitar que las amas de casa continúen maldiciendo y desaprobando en la cocina la gestión de Fernández.
Le recuerdo a Danilo que el eslogan “Llegó Papá”, fue un grito de guerra, el clamor de los indignados dominicanos y la comidilla que a todos nos envolvió.
El candidato morado se quedó manos arriba, obligado a asumir la defensa de un gobierno que mantuvo una voracidad fiscal que permitió recaudar más dinero que ningún otro en la historia.
El gobierno del PLD es el que más ha endeudado al país, el que menos ha construido, el que menos ha invertido en educación, salud y seguridad ciudadana.