La televisión nos ofrece el accionar de los actores de la campaña política, retrato sin retoque de la naturaleza interior del que posee la educación de las buenas costumbres se respeta a sí mismo y el que carece de esta virtud no se controla y suelta a los cuatro vientos lo que él es. No tiene cuidado con lo vergonzoso e indigno de un hombre. El circunspecto ejerce el respeto de sí mismo, en equilibrio entre la arrogancia, que solo parece contenta consigo misma y la complacencia, que sin mirar se acerca a los demás.
El alejado airoso, orgulloso, disimulador, en sí arrogante evita mucho el trato con la gente y tiene al menos el hacer y hablar. Es el que se siente bien consigo, contento de sí mismo, el narcisista. Admiración preferente de sí mismo.
En el caravaneo se acomodan a todas clases de personas. Es el circo del complaciente de todas las relaciones en las avenidas, calles, abrazan a la gran mayoría, los pobres y sufrientes, besan ancianas y niños. Circunstancias realmente de todos estos buscadores de votos.
El poco común que sabemos ser digno y grave, merece ser estimado, lo vemos ocupar el medio entre los extremos. Nos se aleja de todo el mundo, y sí solo de aquellos que merecen bien que se huya de tener relaciones con ellos. Discípulo del filósofo Cleobulo: “Tratar con las personas pertinentes”.
¡Oh tribuna que muestra los vicios! Cuando no se controla a sí mismo aparecen algunas debilidades, vicios, tan descubierto que todos comprenden. Otros vicios más cercanos y apartados. Unos no continuos, que vuelven de cuando en cuando, estos resultan ser los más molestos, como los políticos contrarios escondidos que atacan en los momentos decisivos, con estos no se está preparado como en un combate ni seguro como en la paz. Esto hace que surja el secreto, el control propio para frenar a los demás, esta es una vital cualidad que debe poseer el líder. Entonces debe asimilar, aprender a ser cauto, sereno y mandarse a si mismo. Subordinarse él mismo, aplicar su voluntad a si mismo, a sus instintos, de seguro podrás dirigir con seguridad. Cuando las masas reconocen esta cualidad, contenta lo aceptan como guía, vive el orgullo y no asoma la duda y menos el transfuguismo.
Debe cuidarse, no perder el control de sus nervios en todas las circunstancias, esto hace mucho daño, más de lo que él puede imaginar, se deteriora su credibilidad. Igual sucede al impaciente o el que gusta de satirizar a los hombres. La confianza, calma y la seguridad son consecuencia del dominio de sí mismo.
No olvidamos, allá en Cannes, Francia, 1953, leyendo al Conde Las Cases, en su obra (Memorial de Santa Elena), respiramos la presencia y alma de Napoleón quien poseía un gran auto-control, dominaba su cara, su voz, sus acciones, sus gestos, su mirada y le fue fácil dominar al general Ney cuando éste pensaba hacerlo prisionero en ruta a París desde la isla de Elba. Fue el absoluto control de sí mismo que, dejó paralizada a las tropas que obedecían a Ney. Todos se unieron a la firme personalidad, basada en el dominio de los nervios del gran capitán que jamás demostró debilidad de espíritu. Este supo sufrir en silencio la herida de un bayonetazo en una pierna recibido en Tolón, esto es poseer un balance mental que controla el dolor y los nervios. Presencia de poseer la calidad de carácter, poderosa capacidad para desear y control de sí mismo y conocer el dominio de los instintos de sus seguidores. No dude, usted es observado como usted también lo hace con ellos. Esa es su vida y solo usted puede controlarla, ejercerla con entereza, para eso Dios lo crea y ama. Ser hombre ético.
Nuestros invitados de hoy: Galileo Galilei. “La mayor sabiduría que existe es conocerse a uno mismo”.
Gandhi. “Cuando el ser humano se conoce a sí mismo está salvado. Es la imagen de sus pensamientos, tener buenos pensamientos es una cosa, obrar de acuerdo con ellos, otra”. “Me quité las gafas para lavarme la cara. Luego quise ponérmelas, pero me olvide, ¿Por qué? Porque otra cosa atrajo mi atención e hizo que me descuidara. Eso se llama desorganización, y la desorganización es peligrosa”.
La administración pública dominicana es indisciplinada y desorganizada. Es corregible, solo el superior debe cuestionarse son sinceridad, corregir y cumplir con su obligación moral. El deber cumplido.
El autor es vicealmirante retirado de la Marina de Guerra.
Meditabundo. Lo inmediato presenta lo que somos
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