Otra muerte, otra cifra, otra mujer muere ahogada por su concubino y los números ascienden a 73 feminicidios ocurridos en los primeros cinco meses del presente año.
A fuerza de redundar las frases suenan continuas. Pero repetir una y otra vez no deja de ser espantoso y execrable.
La historia se reitera intolerable y dura y al final se sabe que hay que hacer algo más que “contar las víctimas mortales de violencia” en la sociedad dominicana:
“Ni una más”, debe ser la máxima, como en Colombia, Honduras, Bolivia… No podemos seguir siendo testigos de tantas desgracias que en el decir de comunicadores dispuestos a luchar contra la violencia de género, “es un problema de tres; víctima, victimario y testigo”.
Frenar, acabar con la ola de crímenes a mujeres por parte de parejas implica medidas absolutas. Que se modifique el Código.
Tiene que ocurrir un gran cambio cultural, una multiplicación de programas educativos. Hay que resolver en esencia los conflictos, adoptar nuevos modelos, reconocer y rechazar los estereotipos, la tolerancia y aceptar, en definitiva la diversidad desde los mismos programas escolares.
Con todo esto y más podremos pensar en eliminar de raíz ese atroz fantasma que en las últimas décadas roba hermosas vidas femeninas a la América Latina y, particularmente, a República Dominicana.
Hay que hacer algo más que contar…
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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