Un troglodita, presumiendo de más guapo que todos los guapos, hizo saber con el mayor desenfado que en Sánchez Ramírez habría grupos paramilitares apostados en las cercanías de los colegios prestos para explotar adversarios. Informes de inteligencia confirmaban que esa no era una determinación aislada, sino que la lengua descontrolada sirvió en bandeja de plata la justificación para que la Policía Militar Electoral tomara previsiones a nivel nacional para desmantelar una estructura nacional creada de forma unilateral por un sector que intentaba hacer prevalecer el orden a su manera.
Aunque guerra avisada no mata soldados, el plan absurdo continuó y quienes tenían la misión inquebrantable de preservar la seguridad del proceso del 20 de mayo, se colocaron a tono con las exigencias y frustraron los planes macabros de gente que creían que iban a un campo de batalla, no a unas elecciones.
La Junta Central Electoral documentó la actuación de los grupos paramilitares y después de las elecciones los ha puesto en conocimiento del ministerio público para su judialización, sin embargo esa acción ilegal, ilegítima, irresponsable, peligrosa y cavernaria, no mereció ni leve alusión en el informe de los distinguidos señores de Participación Ciudadana, que si han cuestionado la actuación policial, como si pretendiesen que las autoridades se cruzaran de brazos para permitir que la locura se impusiera.
Las del 20 de mayo de 2012, después que se apaguen las pasiones, pasarán a la historia como una de las elecciones más transparentes que se hayan celebrado en el país en toda su historia. Ni una sola mesa impugnada, ni una sola acta alterada, ni una sola querella presentada.
Pero es tan de “avanzada” el complacer a quienes quieren esconder las verdaderas razones de una derrota mencionando el vocablo fraude, que cuando no aparece, hay que buscarlo en la ficción, que esta vez se ha titulado “compra masiva de cédula”, práctica en la que se incurre de un lado y de otro, con un impacto tan insignificante que no altera unas elecciones presidenciales, una porque su efecto es neutro, y dos porque no hay forma de hacer compra masiva de cédula con real efectividad, o se puede estar comprando el documento de quienes tienen varios duplicados y como quiera votan o puede estar evitando el voto de tus propios parciales.
La Junta Central Electoral emitió 395 mil duplicados gratis a personas que supuestamente habían perdido su documento, en un universo tan aventurado el que compra cédula bota el dinero y las elecciones se ganan invirtiendo con efectividad.
Pero en la República Dominicana no basta con ganar investido de la legitimidad que otorga una indiscutida mayoría como la que escogió a Danilo Medina y Margarita Cedeño, presidente y vicepresidenta electos, sino que además hay que derrotar las conspiraciones de unos demócratas tan peculiares que siempre han concebido planes alternos para desconocer la voluntad popular, aunque se queden como perico en la estaca.
Las elecciones terminaron, dejen al país disfrutar el acierto de haber premiado a un líder que lo merecía.