El dato ofrecido por el informe del Fondo de Población y Familia de las Naciones Unidas (PNUD), acerca de que el 58.9% de las mujeres asesinadas por sus parejas mantenían relaciones extraconyugales al momento de ser ultimadas, para nada cambia el horroroso hecho, ni puede siquiera plantearse como posible causa de tales crímenes.
En sociedades patriarcales y machistas se habla de la promiscuidad del hombre casi como regularidad y aunque no se justifica, ni resulta en lo más mínimo aceptable que la mujer traicione o mantenga relaciones extramatrimoniales, tampoco es mediante el asesinato que se pone fin a tal situación, sino a través del diálogo de la pareja que concluye una relación o determina la separación a tiempo.
Tampoco parecen bien sustentadas las autorizaciones a hombres que poseían una valoración psiquiátrica para portar armas de fuego legalmente, pues un 15% de las mujeres han sido asesinadas de tal manera por quienes tenían permitido usarlas.
Un buen número de los feminicidas son jóvenes: entre 20 a 35 años, lo cual reafirma una y otra vez que en el hogar y la escuela no se está recibiendo la enseñanza que evite personalidades violentas y que recuerdan al filosofo Sófocles Mirabeau, cuando afirmó: “Los sentimientos y las costumbres que constituyen la felicidad pública, se forman en la familia” y al especialista Eladio Hernández, quien sustentó que: «El asunto es educar y prevenir desde el hogar; el asunto no es intervenir cuando ya está el daño».
Lamentablemente, las querellas aumentan y, sin embargo, el 80% de los feminicidios registrados en los últimos cinco años corresponden a mujeres que no presentaron quejas ante la Fiscalía, según ha expuesto la procuradora general adjunta para Asuntos de la Mujer de la República Dominicana, Roxanna Reyes.
En verdad, lo que pesa es ese número de muertes terribles, que han dejado en la orfandad, además, a 103 niños y niñas, tanto de las víctimas como de los agresores.
No puede ser causa
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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