El procurador general de la República, Radhamés Jiménez Peña y la ministra de la Mujer, Alejandrina Germán, coinciden en que hay que hacer algo: ya sea “reconsiderar los métodos que hasta el momento han desarrollado la Procuraduría y los fiscales para contrarrestar la violencia de género en la sociedad dominicana”, como “reevaluar las acciones que emplean las autoridades dominicanas para contrarrestarla”.
Se mencionan la falta de recursos económicos y otras limitaciones institucionales; así como los casos de mujeres que se ven obligadas a soportar al hombre de quien dependen junto a sus hijos, lo cual retoma el tema de la economía. Pero, la verdad subyace en esa educación temprana que no llega ni con un 4%, ni con otras medidas que no sean aquellas que sumerjan a la sociedad dominicana en una enseñanza de equidad de género y acciones jurídicas que hagan temblar las rodillas a quienes cometan tales crímenes.
No se trata, como observa Jiménez de culpar de los desaciertos solo al Ministerio Público: el asunto es multifactorial y sería la mayoría de las instituciones del país las encargadas de poner un pare a este mal que desde el año 2000 hasta 2011, arrebató la vida a unas 2 168 mujeres a manos de su actuales o antiguas parejas, en edades comprendidas entre los 20 a 35 años (39%) y de 33 a 50 (37%), lo que evidencia que el ritmo de feminicidios ha seguido un paso alarmante.
Más allá de diagnósticos, el presente de la República Dominicana debe generar soluciones apremiantes que detengan tantas muertes de quienes poseen el don único de la maternidad y de poder crear la vida junto al hombre. Sin ellas, la vida sería imposible y, por tanto, se vislumbra muy incierta la existencia.
Las acciones deben dirigirse, como han planteado especialistas a: reducir el exceso de mortalidad femenina en uno u otro sentido y superar las disparidades en la educación donde persistan; además de mejorar el acceso a las oportunidades económicas y posibilitar su capacidad de acción y decisión en el hogar y en la sociedad, entre otras.
Coinciden, pero…
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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