La Ley de Partidos en Quisqueya tiene que adquirir un estatuto santo. La política como arte y como ciencia tienen que ejercerlas aquellos ciudadanos dotados de virtudes morales, intelectuales y de carácter avalados por sudores de sacrificios.
Creo que todo intento por coartar la libertad es un vano intento por resolver desafíos, destinado al fracaso. Hasta ahora el divino pensamiento humano no ha encontrado ninguna idea, para resolver los desafíos de la democracia, no ha encontrado ninguna idea superior a la de ampliar la democracia. Si la democracia tiene conflictos solo pueden resolverse con mayor democracia.
Nuestra democracia tiene un serio conflicto con los partidos. Todo el que quiere hacer bueno negocios se monta un ventorrillo, empresa que podrá dejarle como herencia a sus descendientes. No se puede resolver el dilema impidiendo la formación de partidos, sino dándole al pueblo el poder de reconocerlos.
Lo que estoy proponiendo es que la nueva Ley de Partidos estipule que “todo ciudadano tiene derecho a organizar o pertenecer a una organización política, que los partidos políticos al momento de su proclamación por sus fundadores pasan a ser legales y a disfrutar de todos los privilegios de la Ley, pero que solo obtendrán financiamiento público a partir del momento en que obtenga, en una elecciones nacionales, el cinco por ciento de los votos, sin importar si van aliados o solo”.
Con eso le quitamos el poder de reconocimiento a la Junta Central Electoral, pues todos sabemos que con ese poder hacen buen negocio y le quitamos el poder a instalar perversos negocios a esos grandes líderes de nuestra democracia.
Para que nuestros soberanos no puedan seguir formando pandillas en los partidos, la Ley tiene que establecer que “los comités centrales o ejecutivos estarán compuestos por 10 representante por cada millón de electores y las comisiones ejecutivas o políticas estarán integradas en función de un delegado por cada 15 miembros de los comités ejecutivos o centrales”. Ayudaría mucho si podemos establecer el que “al llegar a los 65, la edad de pensión, toda persona cesara en su condición de miembro de los comités centrales o ejecutivos”. Con esas estipulaciones les abrimos la puertas a la democracia y acabamos con los forma pandillas.
Nuestros actuales líderes tienen, posiblemente, diferencias morales, pero no la tienen en el sentido de que queremos vivir en libertad. Si elaboramos una ley que contemple esos principios, el río de agua viva barrera con el lodazal. La posibilidad de que alguien elabore una agenda con criterios administrativos sustentable por el electorado quedará abierta y por tanto será mejor negocio. Si usted cree que tiene condiciones de líder, el pertenecer a un partido que ya tiene una franquicia ganada, usar esa franquicia y llegar hasta donde quiere llegar resultara siempre en un mejor negocio, tanto emocional como financiero. Danilo acaba de demostrarlo. . El que se obsesione por seguir siendo pequeño que viva su fantasía, pero no a costa del horario.
Danilo conoce el desafío, sabe de lo que estoy hablando y si quiere ayudar a Quisqueya y a su democracia tiene que detener este mar de corrupción, que se inicia en los partidos, que se forma en los partidos y que va al Estado como fuerza depredadora.