San Juan Puerto Rico.- A siete meses de perder las piernas tras ser atropellada por su expareja en un incidente de violencia doméstica, Francheska Duarte Jiménez, de 20 años, sigue sin sobreponerse a la depresión, ni reunir las fuerzas y voluntad necesarias para encarar su nueva situación de vida.
La precariedad económica es otro motivo de estrés para esta familia dominicana residente en Río Piedras. La madre de Francheska, quien era la principal proveedora del hogar sigue imposibilitada de trabajar, ya que debe atender a su hija y también cuidar de su nieta Frangelis, menor de un año.
La falta de ingresos mantiene a la familia dependiendo de la ayuda de parientes y vecinos, por lo que instituciones de la comunidad dominicana se han movilizado para realizar actividades de recaudación de fondos. Ventas tipo Bazar y hasta una pelea de gallos organizada por el boxeador boricua Félix “Tito” Trinidad en el Coliseo Gallístico Centro Monte, en el pueblo de Morovis, han servido como medio a fin de canalizar ayudas económicas para esta familia dominicana nativa de Boca del Yuma, Higüey.
La movilización también ha incluido un reclamo de justicia en el caso “Francheska” -como se le conoce en los medios de prensa- ya que su agresor, el puertorriqueño Jorge Ramos Rodríguez, solo fue condenado por un delito “menos grave” a la Ley de Tránsito, sin que prosperara el cargo de “agresión agravada” que le era imputado.
Líderes comunitarios y el propio cónsul dominicano en San Juan, Máximo Taveras, denunciaron que la determinación del Tribunal Superior de San Juan, además de beneficiar al agresor, deja en total indefensión a Francheska, lo que ha sido considerado como un acto de discriminación y una nueva agresión contra la joven sobreviviente de violencia de género.
En estos momentos un grupo de instituciones dominicanas ultiman los detalles finales de una marcha de apoyo a la joven dominicana y a otras víctimas de la violencia en Puerto Rico.
La marcha denominada “Pazos hacia la Paz”, tiene lugar este domingo 15 de julio, como espacio para expresar solidaridad a las víctimas de crímenes y sus familias. También será escenario para la reflexión y para que ciudadanos dominicanos y puertorriqueños caminen juntos llevando el mensaje de “Alto a la violencia y paz para todos en Puerto Rico”. Los participantes recorrerán varios tramos de las populosas avenidas Ponce De León y De Diego, en Santurce.
Agobiada por pesadillas.
La sensación de todavía “sentir” las piernas se ha convertido en una pesadilla permanente para Francheska, quien fue atropellada en diciembre pasado por su entonces pareja, Jorge Ramos Rodríguez, tras una discusión motivada por celos mientras compartían con amigos en un negocio de Barrio Obrero.
La joven despierta en medio de la madrugada sin recordar la cirugía de amputación y, engañada por su inconsciente, se tira de la cama creyendo que sus pies tocarán el piso, para luego vivir de nuevo el terror de verse mutilada.
En entrevista con Dominicanos Hoy, Saira Jiménez, la madre de Francheska, explicó que pese a que su hija toma un medicamento para combatir las “sensaciones engañosas”, sigue sintiendo las piernas y que en varias ocasiones ha caído al suelo en medio de pesadillas en las que sueña que está caminando.
“En los sueños se ve con sus piernas, entonces le da por tirarse de la cama y se cae directo al piso. A mí me despiertan sus gritos”, describió la atribulada madre.
Dijo que a su hija Francheska le destruyeron la vida: “No fue solamente que perdió las piernas, a ella también le quitaron la paz. Yo me pregunto ¿Quién se le va a devolver? ¿Quién le va a devolver su tranquilidad?”, se cuestionó, enfatizando que todavía su hija no recupera el apetito, no quiere salir de la casa, ni reunirse con sus amistades.
“Ella solo prueba la comida y es una lucha hasta para que se tome un yogurt”, indicó Jiménez, especificando que los alimentos que consume Francheska se limitan a sopas, purés y un suplemento alimenticio.
Saira Jiménez, de 35 años, oriunda de Boca del Yuma, Higüey, emigró legalmente a Puerto Rico hace 17 años y con los ingresos que recibía limpiando casas crió a sus tres hijos. Francheska tenía 10 años al momento de llegar a Borinquen.
En su conversación con DH, la higüeyana sostuvo que la falta de justicia es otro gran sufrimiento que comparte con su hija: “Ese hombre le tiró el vehículo encima, casi la mata y la jueza dijo que eso no fue una agresión. Yo quisiera saber cómo sería la sentencia si él fuera dominicano y mi hija una boricua”, se preguntó con amargura.
Organizaciones dominicanas movilizadas por caso “Francheska»
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