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Impuestos, principal enemigo de la competitividad turística dominicana

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El presidente de la Asociación de Hoteles y Turismo de la República Dominicana (Asonahores), Julio Llibre en su reciente intervención como orador invitado en el almuerzo mensual que realiza la Cámara Americana de Comercio en este país caribeño, hizo referencia a que se debe revisar el producto turístico dominicano en vista de que se ha perdido mucho en este terreno.
 
De hecho la República Dominicana se encuentra en el puesto 110 de 147 en el índice internacional de competitividad y en lo que respecta al sector turístico, también se encuentra en un puesto muy bajo.
 
Al parecer, ha imperado una decidía oficial al permitirse que el país descienda al puesto 110, luego de estar en el puesto 68, es decir no ha habido dolientes gubernamentales ante esta crítica situación que perjudica la economía nacional.
 
Si bien es cierto el turismo es la principal actividad generadora de divisas en el país, este sector está siendo afectado por las tasas impositivas que arrecian desde el estamento nacional hasta el municipal en diversas provincias con alto volumen en el flujo turístico.
 
Tal ejemplo sucede en la región este del país, donde se encuentran Bávaro y Punta Cana, los principales y más reconocidos destinos turísticos de la República Dominicana y que aporta alrededor del 60% de los ingresos directos e indirectos que recibe el Estado por turismo.
 
En este momento aparte de la carga tributaria que ya está establecida y que honran los hoteles de la zona, también se les quiere cargar con más pagos, entendiendo que reciben o se benefician de la principal actividad económica del país.
 
La competitividad por si misma tiene incidencia en la forma de plantear y desarrollar cualquier iniciativa de negocios y cargar con más impuesto al sector turístico no es la respuesta al desarrollo.
 
La ventaja comparativa de una empresa, estaría en su habilidad, recursos, conocimientos y atributos, etc., de los que dispone dicha empresa, en este caso, es la República Dominicana, que como destino debe aprovecharlo para sacar ventaja ante sus competidores y en especial en el área del Caribe.
 
En un trabajo de la especialista en Competitividad turística, Tamara Vázquez hacía referencia a que “La tendencia en la demanda turística mundial evidencia como los patrones de conducta de los viajeros se supedita cada vez más hacia la selección de destinos que enfoquen sus estrategias de desarrollo en programas innovadores que garanticen una experiencia única y diferenciada”.
 
Vásquez continua planteando que “La irrupción del internet y avalancha tecnológica que ocupa el “modus operandi” del comercio a nivel mundial no exime a la industria sin chimeneas de una gran transformación, donde en contraposición al modelo tradicional, presenta un esquema de consumo que viene respaldado por una creciente convergencia de aplicaciones digitales que facilitan la interactividad y conectividad entre los turistas de forma más independiente”.
 
Hay escritos que hacen referencia que la competitividad significa un beneficio sostenible para un negocio o para un país en términos generales. La competitividad es el resultado de una mejora de calidad constante y de innovación.
 
En el caso de la competitividad turística está relacionada fuertemente con la calidad del servicio con respecto a las tarifas establecidas en primer lugar en los hoteles y luego ya en los elementos sociales como viabilidad, información, seguridad, transporte y limpieza del entorno entre otros y en los cuales la República Dominicana adolece en cantidad.
 
Es necesario acota Julio llibre en su discurso, la necesidad imperante de crear un Plan de Desarrollo Turístico, en el cual se debe trabajar en objetivos específicos, estrategias y acciones para los distintos segmentos que integran la oferta turística.
 
Para que la República Dominicana no pierda más terreno y entre en un mercado con altos niveles de competitividad es necesario que el Estado fomente políticas de gobierno con las condiciones necesarias para garantizar un beneficio en conjunto que permita el normal desenvolvimiento de las diversas empresas que componen la maquinaria turística del país.
 
Un punto muy importante en el discurso de Llibre hace referencia a una Reforma Fiscal integral, en la cual el país está abocado, debe definir un sistema tributario para el turismo que sea neutro en relación a sus principales competidores.
 
Las cargas tributarias al sector, apunta Julio Llibre, deben adecuarse a la competencia existente en el entorno regional para que el producto pueda ser competitivo y mantener el país como destino de inversiones.

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