Los asuntos del “día a día” hacen que se “aletarguen” un tanto los análisis en torno a los problemas básicos que afectan a la mayoría de las familias, por ejemplo, la alimentación.
Vale reflexionar: si el salami está compuesto de materiales de desechos; o si el pollo debe costar menos, no puede enterrar el análisis vital de que República Dominicana se encuentra entre las naciones que se alejan del cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), según ha confesado el propio presidente Fernández, principalmente en el propósito de reducir a la mitad el número de hambrientos para 2015.
La afirmación no puede ser más pesimista y de mal augurio, porque lustros atrás, 2015 se planteaba como fecha de realizaciones, sobre todo cuando en 1990, se hablaba de reducir en un 50% la pobreza extrema y el hambre.
En el mundo entero se está buscando crear un Frente Regional contra el hambre. El Banco Mundial (BM), ha reconocido que 44 millones de personas “se hundieron en la indigencia… como consecuencia del alza de los precios de los alimentos”.
Las familias dominicanas dan fe de la manera en que la tendencia alcista de los precios en la canasta básica ha superado los records de años anteriores y cuando se discute un costo, este se eleva sin tener en cuenta las desavenencias al respecto.
La aplicación de programas sociales de alimentación y nutrición en República Dominicana, no han resuelto lo que parece ser inevitable: que los pollos sean más caros; el salami no adecuado para la alimentación y, encima, los hambrientos aumentan…
Más hambrientos sin salami y pollo caro
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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