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Barrio 27 de Febrero: de “seguro” a precario

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“Nadando contra la corriente, así vivimos en el 27 de Febrero del Distrito Nacional, ya que mientras más nos esforzamos por progresar, las ineficiencias del gobierno nos empujan hacia la miseria”, comenta la señora Paula Flores, quien lleva más de 30 años en este lugar.
 
Flores narra que ha sido testigo de cómo muchos colmados, cafeterías, puestos de comida y negocios de menor envergadura han fracasado por la delincuencia, los prolongados apagones y la falta de ayuda del Estado, lo que hace cada vez más pobre a la comunidad.
 
Aunque el sector estaba incluido en el programa de Seguro, los robos y atracos a los colmados siempre están a la orden del día, por lo que cuando un negocio arrancaba con buen pie, venían los delincuentes y le daban un palo, dejándolo al borde de la quiebra.
 
En ese sentido, Cristian Moreta, dependiente del Comercial Nuevo Renacer, explica que debido a la larga tanda de apagones ha dejado de vender embutidos y chuletas, ya que son los productos que más rápido se dañan, situación que le acarrea una merma en las ganancias.
 
“Soy afortunado, pues todavía no me han robado, pero he escuchado como asaltan a mujeres para arrebatarles la cartera a plena luz del día y frente a todos”, expresa Moreta.
 
Además de la falta de energía eléctrica y la delincuencia, este poblado adolece de fuentes de empleo, lo que obliga a los lugareños a buscársela como puedan para llevar el sustento a sus hogares.
 
El señor Robinson Peña, quien es chiripero, aclara que pese a no tener empleo, muchos moradores tienen que disputarse con los haitianos las picadas que aparecen, ya que algunos dominicanos prefieren emplearlos porque les sale más barato.
 
A todos estos problemas sociales se añade el alto índice de adolescentes encintas, las cuales abandonan los estudios para atender a sus criaturas, mientras que otras las llevan a la casa de sus padres para seguir en sus andanzas, logrando en poco tiempo ser madre por segunda vez.
 
“Aquí usted puede ver niñas con 13 y 14 años embarazadas y para todos es normal, debido a lo común que se ha vuelto. Pero lo malo es cuando el padre de la criatura no se hace cargo y la adolescente tiene que volver a su casa”, argumenta Peña.
 
Breve historia
 
Montes y ranchetas caracterizaban al 27 de Febrero para 1960. Tomasina Méndez vive aquí desde 1962 y recuerda la ausencia de calles en aquellos terrenos baldíos propiedad de la familia Vicini. Hoy, es una localidad menos tranquila que diez años atrás.
 
La gente de este sitio vive del empleo informal y de los negocios temporales. Son comunes los salones de belleza y peluquerías, talleres de desabolladura y pintura, centros de Internet, repuestos de abanicos, lavadoras y estufas; además de los puestos y venta de pollo y vegetales.
 
Los niños y adolescentes juegan en las canchas montadas en el medio de las calles.
 
De acuerdo al censo de 2002, realizado por la Oficina Nacional de Estadísticas, el 27 de Febrero pertenece al María Auxiliadora, al igual que “Domingo Savio”, “Guachupita”, “San Martín de Porres” y “Loma del Chivo”.
 
Calles anchas y asfaltadas contrastan con caminos muy estrechos que no tienen acceso a vehículos. De acuerdo a sus habitantes, el sector se divide en tres demarcaciones: “27 de Febrero” “Agua Dulce” que es una pequeña zona inclinada y profunda, y “Loma del Chivo”.
 
La demarcación cuenta con dos escuelas, una capilla católica y varias evangélicas. Todas trabajan para continuar su mejoría, que en los últimos años ha presentado cambios positivos, como la disminución en el consumo de drogas.
 
Sin duda alguna, el 27 de Febrero se enmarca dentro de los sectores más pobre del país, pese a la labor de los residentes por superar el estado de miseria en que viven, por lo que esperan que el nuevo gobierno peledeísta tenga un plan para que la línea de la pobreza no continúe arropándoles más.

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