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Dos medallas con valor incalculable

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VENTANA: Así como el país tiene presente las categorías de las medallas obtenidas por nuestros atletas en las Olimpíadas Mundiales, de igual manera la población debe tener dominio de los records implantados en Juegos Nacionales

Cada vez que República Dominicana tiene la dicha de saborear triunfos, como ocurrió esta semana con la conquista de dos medallas olímpicas, lo más auténtico de este pueblo vibra de emoción, de orgullo patrio, y es un momento en que hasta se dejan de lado las diferencias personales y de otra índole.

Así como el país tiene presente las categorías de las medallas obtenidas por nuestros atletas en las Olimpíadas Mundiales, de igual manera debe saber los records implantados en Juegos Nacionales, de los que muy pocos se acuerdan, y que como legado, en las sedes provinciales donde se han celebrado las instalaciones erigidas están sometidas al más espantoso de los abandonos.

Las instalaciones deportivas en este país se caracterizan por los altos niveles de precariedad que presentan, en un alto porcentaje. Solo hay que ver el estado actual de las instalaciones del Parque del Este, erigidas en el año 2003, cuando el país fue sede de los Juegos Panamericanos. El deterioro allí es más que preocupante, pese a los patronatos que se crearon con el propósito de mantener esas instalaciones en buenas condiciones. Es un fiel indicativo de que nuestros atletas se preparan a base de puro sacrificio, sin recursos o con muy poco.

Félix Sánchez y Luguelín Santos, dos auténticos hijos de este pueblo, cumplieron su cometido: en Londres 2012 se esforzaron al extremo para que triunfáramos junto con ellos, que tuvieron que competir con lo más selecto a nivel mundial de la disciplina que escogieron. Sus medallas de Oro y Plata lo demuestran con creces.

Tras su triunfo, Félix Sánchez dejó demostrado que la perseverancia es buena consejera. Y sus lágrimas sobre el podio son un fiel reflejo de que es un hombre agradecido. El eterno recuerdo de su abuela ya ida de este mundo le acompañó en esos momentos estelares.

Luguelín, nativo de Bayaguana y de origen muy humilde, laureado por su breve pero fructífera carrera deportiva, ahora que ha dado el salto a la fama en los Juegos Olímpicos, merece que sea protegido por las autoridades deportivas del país. Pero también por otros sectores que trabajan bien de cerca con los deportes.

A partir del pasado lunes en la tarde, lluvias de felicitaciones han tenido lugar para nuestros atletas medallistas, incluso de sectores que nunca han dado muestras de compenetrarse con los deportes. No se le regatea.

Pero hay que tener presente que cuando nuestros atletas en sentido general están ávidos de ayuda de todo tipo para llevar a cabo sus prácticas, para las compras de útiles y los desplazamientos, son muy pocos los que dan la cara para manifestarse.

No cae del cielo el esfuerzo y buena voluntad empleado en la preparación de un atleta de alto rendimiento. Todos celebramos los logros que han cosechado nuestros atletas, pero muy pocos acuden a esos momentos apremiantes, cuando hay que demostrar la verdadera y efectiva solidaridad y apoyo a nuestros esforzados atletas.

En resumidas cuentas, y vistas las situaciones a que están sometidas las distintas disciplinas deportivas en República Dominicana, las dos medallas obtenidas por Félix Sánchez y Luguelín Santos tienen un valor incalculable para el pueblo dominicano.

De igual manera hay que reconocer el esfuerzo y la valentía de todos los atletas participantes en Londres 2012, mujeres y hombres, aún los que no obtuvieron medallas, pero el solo hecho de ir a unas olimpíadas los enaltece.

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