El Cirque du Soleil no sólo le puso acrobacias, poesía, baile y los músicos y bailarines favoritos del cantante al espectáculo ‘Michael Jackson The Immortal World Tour’, el show del circo más famoso del mundo, tuvo como ingrediente adicional al corazón
Faltaron ojos para captar en todo su esplendor la grandiosidad de un apabullante espectáculo con el que el Cirque du Soleil no sólo rindió homenaje por todo lo alto a Michael Jackson, sino que dejó claro porque fue uno de los más grandes cantantes que se ha parado sobre la tierra.
Espectaculares coreografías, luces y fuegos artificiales, coloridos vestuarios, pantallas gigantes que regalaban su imagen, músicos de primer nivel, acrobacias que robaban el aliento y sobre todo la voz, el mensaje y el arte que imprimió el Rey del Pop a lo largo de su carrera, fue lo que el público recibió como una bocanada en el Palacio de los Deportes en la Ciudad de México.
Y es que sólo hizo falta que Michael Jackson hiciera acto de aparición para que el espectáculo fuera perfecto, pues lo mejor de él se reunió en el escenario para mostrar tan sólo un esbozo de la magia y el talento que este cantante heredó a la historia de la música. Pero Jackson no sólo es música, también son emblemáticos pasos de baile, efectos visuales, videoclips que dejaron huella, una potente y aterciopelada voz, incluso una moda que se dejó sentir en las calles aledañas al Domo de Cobre antes de que iniciara el show.
Michael marcó varias épocas y pondrá a cantar y bailar a generaciones que aún no nacen, los agremiados que ya fueron seducidos no faltaron a la cita de un tour que tiene como objetivo dar la vuelta al mundo y mostrar una probadita del País de Nunca Jamás en el que se instaló el cantante.
Y es que desde que inició el show, se pudo leer «Bienvenido a Neverland» y la frase fue literal, a partir de ahí cinco bailarines ataviados de diferentes épocas de la vida del músico, dieron el banderazo al interactuar con una enorme pantalla a la que manipularon como si se tratara de un enorme iPad, de ahí salieron bardas grafiteadas sobre la que rociaron pintura, luego aparecieron imágenes citadinas y finalmente Michael poco a poco se derritió para dar paso a un mimo, bailarín y alter ego ataviado de un vibrante blanco que durante todo el espectáculo bailó como sólo Jackson lo hubiera hecho.
Los Jackson Five aparecieron en pantalla y un melancólico «aaaaah» se dejo sentir desde unas asombradas gradas que no dejaron de interactuar, pues desde abuelitos, hasta niños en brazos se dejaron envolver por la magia de Neverland, ese lugar de la imaginación y también el rancho del artista que abrió sus puertas de par en par para mostrar el mundo mágico y misterioso que guardan sus muros.
Como si se tratara de un cuento de hadas, un libro descendió y se posó en el escenario, desde donde unos niños estatuas tomaron vida y lo hojearon para dejar salir al ritmo de «Childhood» no sólo la música, la voz y el «feeling» del homenajeado, sino que después del libro descendió un corazón encendido que no dejó de latir.
Con » Wanna be Startin’ Somethin» los ánimos se encendieron, la canción que samplea Rihanna sirvió como metáfora, pues desde ese momento la música no paró. «ABC» fue el pretexto ideal para revivir a través de cinco bailarines con cabello afro a los Jackson Five que mostraron la potente y entrañable voz del menor de los hermanos.
Pero el repertorio no lo toca cualquier músico, ahí se encuentran los que alguna vez acompañaron de gira al cantante. El mismo percusionista que deja salir sus primeras notas, una sexy chelista dejó sin respiración a la multitud, luego un bajista acompañó el solo de guitarra de una mujer impresionante que dejó con la boca abierta al propio Michael y quien sería la elegida para acompañarlo en su malograda gira «This is It» y así, con los acordes distorsionados de la guitarra, el cielo del espacio se abrió para dar paso a los malabaristas con coloridos cabellos estilo «Mohawk» que descendieron para ponerle coreografía a “Shake your Body (Down to the ground)» y «Dancing Machine».
Unos enormes y coloridos elefantes, además del chimpancé que acompaño a Michael durante una parte de su carrera subieron al escenario, el público apenas se percató que debajo de estos enormes animales había artistas circenses oprimiendo el botón de la magia. «Ben» se dejo escuchar y de pronto el espacio se volvió una selva, un bosque lleno de criaturas, su amor por la naturaleza se hizo presente.
La rutina de baile para «Smooth Criminal» no podía ser mejor, mujeres ataviadas con ajustados y brillosos vestidos rojos que emulaban la moda de los años 40 y hombres ataviados de trajes le pusieron un tono de tango, luego una probadita de tap y después la persecución de Michael en la pantalla dio pie una lucha por los aires, con hombres que se mecían encima de largas farolas y de pronto la balacera y Jackson saltando desde una ventana, luego fuegos artificiales y la ovación de pie.
Un seductor «streaptease» desde lo alto dejó sin aliento a muchos, primero la estimulante belleza de la bailarina, luego la seducción y finalmente un acto que se convirtió en contorsión, y «Dangerous» de fondo poniendo ritmo a los aplausos.
Mientras el bailarín principal camina, el piso se ilumina al estilo Billie Jean y la pantalla muestra a un enorme niño que cuelga en medio de constelaciones, sus movimientos desatan susurros y a veces se escucha al unísono un «Wow» mientras los bailarines cuelgan con trajes que se encienden y se apagan emulando estrellas que cantan «Human Nature».
Pero los susurros se quedan atrás cuando llega la algarabía y el estruendo de las «ghost stories» y con ellas el acto mas celebrado de la noche «Thriller», a la cual se introduce con una ovacionada mujer reptil que da vueltas a las hojas de un enorme libro, murciélagos enormes se desplazan por el lugar y luego las tumbases abren para que momias ataviadas de alta costura bailen una coreografía que todos emulan desde sus asientos. La emoción se deja sentir y los que aún no están de pie, aprovecharon para levantarse.
Pero aún faltan grandes éxitos, «Beat It» es bailado por un enorme guante blanco y unos zapatos desde donde salen dos bailarines que luchan por hacer mejor que nadie los pasos célebres del cantante, el «Moonwalker» hizo al público olvidarse por un momento de tanta parafernalia.
«Jam» trajo a Michael Jordan a la memoria, pelotas volaban mientras Janet y Michael las atajaban desde un video que recetó el mundo futurista de «Scream». «Heart Song» mostró a un cantante preocupado por el futuro del planeta, al cual se le agregó un curita mientras imágenes de guerra, hambre y destrucción inundaban las pantallas. Un moderno ejército marchó por el escenario mientras, la voz de Michael, esa que nunca cesó, se dejaba escuchar con un mensaje ecologista que más adelante fue sustituido por otro de hermandad y luego uno de unión, pues hombres de todas las razas ondearon banderas y se abrazaron al ritmo de los corazones encendidos que bajaron del escenario para iluminar todo el lugar al son de «Heal the World» y «Will You Be There».
Y lo que parecía ser un cierre entrañable, con Michael Jackson con los brazos extendidos mientras se leían palabras como esperanza, fe, amor, fraternidad, fue interrumpida para dar paso a todas las armas del «Cirque du Soleil», todos los bailarines arriba, saltando y dando peligrosas piruetas sobre enormes brincolines, otros suspendidos en el aire surcaban el domo del lugar, las pantallas mostraban los mejores momentos de la historia musical del cantante, los músicos se acercaron al público, las luces enloquecidas y de pronto el estallido musical con «Can You Feel It», «Don’t Stop ‘til You Get Enough», «Billie Jean»y el cierre con «Black or White», en un momento en que la euforia estaba en su momento cumbre con una vorágine de emociones, las piel erizada y hasta el asomo de las lagrimas en los fans de hueso colorado que aunque algunos quizá nunca lo vieron, fueron a celebrar su entrañable legado musical.