Chicago.- El plan de los Rockies de Colorado esta temporada con Wilin Rosario era introducirlo poco a poco al ambiente de las Grandes Ligas, el guiar sus pasos con la tutoría de Ramón Hernández, quien sería el receptor titular del equipo al inicio de temporada y luego del Juego de Estrellas cedería terreno ante su discípulo.
El dominicano, sin embargo, echó por tierra todo ese cronograma, al aprovechar el primer chance que le dieron para lucir y exhibir sus condiciones, esas que lo hicieron uno de los mejores prospectos de la organización y por las cuales este año, por primera vez en su carrera, le dieron la oportunidad de iniciar la campaña en las mayores, donde ya había debutado a finales del 2011.
Hoy Rosario no sólo es el cátcher de todos los días de los Rockies, sino que también es uno de los mejores productores del equipo, al liderarlo en jonrones (22, mayor cantidad entre los novatos de la Liga Nacional), ser segundo en slugging (.535), tercero en carreras remolcadas (56, segundo entre los jugadores de primer año) y cuarto en OPS (.832).
Ha sido ese desempeño ofensivo lo que ha colocado al joven careta, de 23 años de edad, como una de las máximas figuras de Colorado y como uno de los pocos aspectos positivos de la novena en la campaña, al estar ésta en el último lugar de la División Oeste de la Liga Nacional, con el tercer peor récord del béisbol.
«Es como si fuera el último o el primero, en jonrones, porque yo siempre pienso que un jonrón o un hit se apuntan como lo mismo para el average, es igual que aquel que da un rolling al pitcher o un ponche, es un out de cualquiera de las dos formas», dijo Rosario, quien está a tres cuadrangulares de igualar el récord de los Rockies para un novato, en manos de Todd Helton, quien lo logró en la temporada de 1998.
Que lo identifiquen como un hombre de poder, como un jonronero no es algo a lo que el dominicano le preste mucha atención, pero sí a lo que procura sacarle ventaja para elevar su producción.
«La gente siempre busca de ver que si das jonrones, que tienes fuerza, que pitchéale aquí o así, entonces yo me aprovecho de eso para coger más bases por bolas», explicó Rosario antes de definirse como «un bateador de oportunidades que espera que el pitcher se equivoque».
El sitial y la relevancia que ha adquirido en su primer año completo en las Grandes Ligas, en el que se ha convertido en un serio candidato para el premio Novato del Año, no lo ha cegado ni ha alterado sus objetivos de seguir desarrollándose y mejorando como pelotero, ya que apenas está dando sus primeros pasos en el máximo nivel, de ahí que invariablemente haga religiosamente y rigurosamente la misma rutina diaria.
«Veo los videos, hablo con mis pitchers, hablo con el pitching coach, Ramón y yo tenemos el último mitin, que es entre nosotros, es como un secreto debajo de la manga, una llavecita más», describió Rosario parte de ese trabajo que hace día tras días para prepararse y dar lo mejor de sí en el terreno, específicamente a la defensiva.
Revisar sus bates, limpiarlos, sacarles brillo, ver con cuál es que esta noche va a hacerle daño a los lanzadores rivales, con el que va a producir, es lo primero en su ritual ofensivo. Luego busca al coach de bateo, Carney Lansford, para que lo acompañe a la caja de bateo, liderando a sus compañeros. Después, si tiene tiempo habla con la prensa, para finalmente ir a ver algunos videos de sus turnos y de quién lanza hoy.
Ese trabajo diario es, según lo asegura el propio receptor, lo que le ha ayudado a mostrarse de la forma en la que lo ha hecho en las mayores este año, al igual que la actividad diaria en los juegos, ya que ha estado en acción en 88 de los 128 encuentros del equipo.
«Ahí — jugando a diario — es que estoy conociendo todo lo que ellos me dicen, que a lo primero sé que te lo dicen y uno dice: ‘¿Cómo eso es lo que va a pasar?’. A veces uno no lo entiende así, pero si juegas a diario te das cuenta de las cosas que ellos te dicen y tú dices: «ok, esto fue lo que me dijo Ramón, o esto fue lo que me dijo el ‘pitching coach’. Pero si tu juegas un día o dos quizás te pasan meses jugando así y no te dan un ‘fly’ al cátcher», dijo el dominicano, quien agregó: «Yo particularmente pienso que cada vez que juegas ves un pitcheo más, que no habías visto antes, porque uno no siempre sabe lo que la pelota hace».
Rosario también ha aprovechado el entorno que tiene en los Rockies para sacar ser mejor, para aprender más del juego y para ejecutar esas lecciones y ese conocimiento en el terreno, a la par de exhibir sus aptitudes.
«La dedicación que uno le pone a esto a diario y aprovechar lo que uno tiene alrededor, como hablar con Ramón Hernández, quien ha sido un punto clave en mi carrera ahora mismo, porque ha sido el que más me ha ayudado, el que más ha estado conmigo, en todos los momentos», expresó ante de completar: «La química que hay aquí adentro, el saber el que llegué hoy y ya soy amigo de Carlos González, el saber que me subieron en abril y Ramón y yo nos la llevamos como su tuviéramos diez años conociéndonos. Eso es lo mejor que me ha podido pasar, porque ahí es cuando tú comienzas a conocerte como persona y como buen ser humano y eso es lo primordial, la moral que tú tengas y después lo que tú puedas hacer».
Rosario entiende que aún falta mucho por mejorar y desarrollar en su juegos, incluso así lo expresa sin complejos, por eso aseguro que lo que hasta el momento ha mostrado en Grandes Ligas no es todo lo que tiene por dar.
«No es lo máximo que yo puedo dar, lo que pasa es que esto es un proceso y lleva tiempo, dedicación y aprendizaje», soltó el careta, quien hace hincapié en esforzarse más por crecer como receptor, llamando el juego de los lanzadores, bloqueando los rodados, teniendo más movilidad hacia los lados y retirando hombres en intentos de robos.
Todo eso sin dejar de labor a su ofensiva, que es su principal atributo para estar en Grandes Ligas.
«Tengo que tener más consistencia bateando la pelota, mirar la pelota mejor y así seguir aprendido bastante, lo más que pueda», expresó Rosario, quien dio el salto a Grandes Ligas sin pasar antes por Triple A. Así de grande es su talento.