Damasco.- Más de 140 insurgentes sirios y mercenarios murieron este fin de semana durante violentos enfrentamientos con fuerzas gubernamentales en la ciudad de al-Qusair, en el suroeste de la norteña provincia de Homs.
En la localidad de unos 40 mil habitantes, localizada a unos 140 kilómetros de la capital provincial de Homs, grupos mercenarios expulsaron en los últimos días a residentes cristianos y algunos sunitas se marcharon ante la presencia de las bandas, dijeron vecinos a medios de prensa.
Punto focal de continuas infiltraciones de mercenarios y del tráfico de armas desde Líbano en los últimos meses, la localidad fue centro de continuos choques durante el fin de semana hasta ser recuperada por el Ejercito Árabe Sirio (EAS).
Tras algunas escaramuzas, los irregulares cavaron un túnel hasta un hospital, desde donde eran hostigados por las fuerzas del gobierno y lo dinamitaron, causando su destrucción total. En esa acción murieron cuatro uniformados sirios y varios resultaron heridos, dijo una fuente a Prensa Latina.
Mientras en los últimos días se observa un rebrote de los atentados terroristas contra pobladores civiles y un lento, pero sostenido, avance del gobierno en la batida de las bandas armadas en diferentes provincias del país.
También, los grupos mercenarios, con fuerte apoyo externo, comenzaron a ser blanco de atentados de la población.
Este domingo 10 armados murieron cuando el ciudadano Abu Qais, que vio como asesinaban a su madre, su mujer y sus dos hijos, una niña y un niño de menos de 10 años de edad, hizo estallar un explosivo contra un retén.
La acción ocurrió en una rotonda entre las localidades de Kafer Battna y Sqba, a unos 10 kilómetros al este de la capital en la provincia de Damasco Campo, donde controlaban las bandas.
Este fin de semana un coche bomba detonado cerca de la mezquita de Muaz Bin Jabal, en al-Sbaineh, Damasco Campo, al este de la capital y cerca de un campamento de refugiados palestinos, causó 15 muertos y varios heridos, para dar continuidad a la ola de violencia que vive esa zona del país.
El martes último, un atentado contra un funeral en Jaramana, también al este de Damasco, mató a 27 personas y causó cerca de 40 heridos, algunos de gravedad, en una localidad con fuerte componente de ciudadanos drusos.
En Damasco, Daraa y en Alepo, grupos armados asesinaron a dos doctores y a una familia, esta última en Alepo, donde fueron masacrados todos sus integrantes, incluidos tres menores.
Por otra parte, el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), muchos de cuyos miembros financian y envían terroristas a Siria, instó a un «traspaso pacífico del poder en Siria» que condiciona un arreglo a la salida del presidente Bashar al-Assad.
Tras una reunión en la ciudad saudita de Yeda, el grupo, integrado por Arabia Saudita, Catar, Bahrein, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos y Omán, prosiguió sus ataques contra las autoridades sirias.
Conocido por su apoyo abierto a las bandas, el CCG pide el argelino Lajdar Brahimi, enviado de la ONU para Siria, «poner en marcha una estrategia nueva para lograr un traspaso pacífico del poder», algo distante de la realidad sobre el terreno.
Pese a que en los últimos días ocurrieron varios atentados y prosiguen los choques, el gobierno sirio demuestra su capacidad de enfrentar a las bandas en varios frentes del país y controla la situación.