VENTANA: El Presidente Medina trata de sacar de abajo para seguir enderezando entuertos. Es que no ha sido fácil la situación heredada por él y su equipo
En medio de las tempestades cotidianas que se suceden en la sociedad dominicana, el Presidente Danilo Medina ha tenido que sortear los vendavales en sus primeras tres semanas de gestión para tratar de conducir la nave hacia puerto seguro, como serían sus deseos, a los que con tanto énfasis se refirió en su discurso de toma de posesión.
A los tantos problemas que tiene la gente, entiéndase los diversos sectores sociales, que de una forma u otra tienen que repercutir en las altas instancias públicas, hay que ir buscando soluciones a corto, mediano y largo plazos. Son incontables las promesas de campaña en ese sentido. Pero, ¿habrá soluciones?
Están los reclamos cotidianos del pueblo llano y sencillo, pero también las presiones del empresariado, así como las gestiones que realiza el Gobierno con el Fondo Monetario Internacional.
El propio Presidente Medina ha anunciado que en el curso de los próximos días arribará al país una misión del FMI, a fin de iniciar negociaciones para la firma de un acuerdo.
A principios de junio último, una misión del Fondo que se reunió con autoridades del Gobierno advirtió que República Dominicana debe aprobar la reforma fiscal recomendada por ese organismo, porque de lo contrario verá afectada su capacidad para ofrecer los servicios públicos.
La gran preocupación a nivel de los distintos sectores nacionales tiene que ver con las medidas a aplicar fruto de ese acuerdo, y cuáles serán los mayormente perjudicados.
El economista Ruddy Santana, quien representara al país ante el Fondo, de 2004 a 2008, en una reciente entrega en el Listín Diario consideró que “Un acuerdo Stand-by o precautorio con el FMI podría arruinar el primer año del Gobierno de Danilo Medina al socavar las posibilidades de éxito de sus políticas sociales, por tanto debería ser evitado durante este período”.
Y a seguidas, agrega que “El obligado Monitoreo Post-Programa debe continuarse, al tiempo que se implementa, con asistencia técnica del Fondo, pero a decisión final de las autoridades, una consolidación fiscal que no ponga en peligro las políticas redistributivas”.
Pero Temístocles Montás, ratificado ministro de Economía, dijo el pasado 30 de mayo que las autoridades a asumir el poder el 16 de agosto “tendrán que discutir y consensuar una reforma fiscal entre agosto y diciembre de este año”, y que para el 2012 el país necesitará una reforma tributaria para cumplir con el compromiso del 4% a la educación, que asumió en campaña el Presidente Medina, y para lo cual –dijo Montás- se necesitarán $140 mil millones solo para pago de intereses de la deuda.
Durante la pasada campaña electoral, la aplicación de la reforma fiscal fue tema que estuvo en carpeta en esferas de poder. Pero se calculó que ello no era prudente en tiempos electoreros, cuando todo estaba centrado en conseguir el favor de la población en las urnas.
Otro gran obstáculo que tienen las nuevas autoridades tiene que ver con la deuda asumida con las empresas generadoras, la que anda por el orden de los mil millones de dólares.
En medio de todos estos inconvenientes, se vino a agregar los daños que dejó al país la tormenta Isaac, que ni siquiera nos llegó a impactar de la forma que lo hizo en otros países amigos. Esta nueva situación ha incrementado las quejas de la gente respecto a reclamar comida, empleos, viviendas, mejores oportunidades de subsistencia, etc.
Mientras, el Presidente Medina trata de sacar de abajo para seguir enderezando entuertos. Y en medio de todo eso, ha tenido suficiente coraje para impedir que haya un pánico generalizado con cancelaciones masivas en instituciones públicas, y hasta ha dicho que no habrá otro presupuesto complementario.
Es que no ha sido fácil la situación heredada por él y su equipo.