La sociedad dominicana ha dejado de confiar en los gobiernos. Hace rato que la desesperanza colorea el aire que se respira y cada intento parece caer en las elucubraciones. No obstante, el primer mes del presidente Danilo Medina ha puesto un toque de expectativas.
Su segunda visita al sector La Barquita, sin grandes “coros” que anunciaran el recorrido y las promesas de solucionar problemas en tan empobrecido sector, hacen pensar en una forma de representar al poder de manera diferente, aun cuando todos saben que le ha tocado recibir “un clavo caliente”, si se tiene en cuenta la crítica situación de endeudamiento del país y los agotadores caminos que debe transitar para cumplir y ser consecuente con lo que él mismo considera “ejecutorias apegadas a su programa”, presentadas en la campaña electoral y expresadas en su discurso de toma de posesión ante la Asamblea Nacional.
De todos modos, el asunto no es solo de infraestructura, o lo que es igual, de levantar nuevas y dignas viviendas a las familias, que cada vez que llueve son afectadas por la crecida del río, se trata también de educación, de convencer a los comunitarios para que cumplan en verdad su promesa, hecha al mandatario, de no realizar más asentamientos en las orillas del Ozama.
Muy inquieto debe ser el sueño del Presidente de la República en estos difíciles tiempos, pues las demandas nacionales trascienden a las posibilidades reales y 2013 será decisivo para quien ha manifestado sinceramente sus deseos de hacer algo distinto, aun cuando en su gobierno siguen asomando las caras de otrora y cada quien se pregunta cómo habrá de lograrlo.
A un mes
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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