El peligro de la transparencia en un gobierno que se inicia con muchas novedades como el del licenciado Danilo Medina es que los extremistas de la oposición y los extremistas de siempre que abundan en los medios de comunicación dominicanos de todos los niveles, comienzan a especular con todo y exigir aún más información hasta el punto que pueden poner en peligro la seguridad de un estado.
Es saludable y hasta un logro que debe mantenerse, que el pueblo conozca todo lo que se hace o se paga con los impuestos que aportan con el objetivo de mejorar los servicios públicos que le ofrecen y sobre todo lo que tiene que ver con las escandalosas pensiones que se han otorgado aun en el marco de lo legal.
Y es precisamente ahí donde está el detalle como decía el genial Cantinflas. Y es que parece que de nada se le da suficiente a las pirañas mediáticas que se enseban con el presidente Medina para exigirle como si el gobierno fueran ellos a que diga que encontró en las arcas del estado. Uno aun en la indignación por lo que sabe, se pregunta en qué país del mundo civilizado eso se ha producido por vía de la exigencia de la oposición o medio alguno, semejante pedido si el nuevo gobierno es también del mismo partido.
Esa petición se produce en momentos en que apenas la población en sentido general, comienza a apreciar las medidas de austeridad, de honradez, sencillez y simplificación con que el presidente Medina quiere enfrentar los seculares problemas nacionales.
No, ese insaciable grupo, que no ve avances en lo que se va logrando, o lo logrado en las pasadas administraciones peledeistas, quiere echarle un pelo al sancocho y sobre todo crear un cisma en las filas del partido gobernante y sus dos principales líderes: el ex presidente Leonel Fernández y el presidente Danilo Medina.
Ese objetivo no lo van a lograr, no deben lograrlo aun y con todo y que se continuará aplicando el nuevo estilo de gobierno del presidente Medina de mayor transparencia y de dejar que sean los poderes de ese estado aun débil, como el dominicano, sean dejados en libertad de juzgar, legislar y corregir lo que le corresponde hacer con la corrupción y los corruptos, con la delincuencia y los delincuentes y así por el estilo. Ese es el “peligro “de la transparencia para hacer lo que nunca se ha hecho, corregir lo que está mal y continuar lo que está bien.