LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
¿Es que la mujer no puede representar a Dios? ¿Quién asegura que esa muda inmaterialidad sin rostro tuvo que ser hombre? ¿Es que aquéllas que sufrieron con Jesús, lo acogieron en vida y muerte y estuvieron primero en su resurrección no merecen presidir su altar? ¿Es que la mujer está condenada a ser pasiva servidumbre de una inacabable tiranía patriarcal? ¿Es que acaso sigue vigente aquello de que no tiene alma? (Es lo que denuncia a gritos Johanna Goede en “El Enigma de los Pergaminos”, un implícito llamado a rechazar tanta iniquidad machista en la Iglesia Católica).