Eduardo Paes, el alcalde anfitrión de los JJOO de 2016

El alcalde de Río de Janeiro, el centrista Eduardo Paes, fue reelegido para dirigir la ciudad hasta el 1 de enero de 2017 y llevar a cabo los preparativos de los Juegos Olímpicos, que ya impregnaron su primera gestión.

Paes, que tiene también nacionalidad española por ser nieto de una catalana, obtuvo el 64,12 por ciento de los votos y fue uno de los pocos candidatos de grandes ciudades en ganar sin necesidad de una segunda vuelta.

En su segundo mandato como alcalde, será anfitrión, además de los Olímpicos, de otros grandes eventos internacionales que albergará la ciudad en los próximos años, como la Copa Confederaciones y la Jornada Mundial de la Juventud, ambos el año próximo, y del Mundial de fútbol de 2014.

La designación de Río como sede olímpica, en octubre de 2009, supuso un antes y un después en el mandato de Paes, político de 42 años del oficialista Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB).

El proyecto olímpico fue elaborado antes de que fuera alcalde, pero lo abrazó de buen grado y lo convirtió en el eje de su plan de mejoría de la red de transportes y en un importantísimo catalizador de inversiones y de apoyo político, lo que le granjeó el apoyo de 20 partidos a su candidatura.

No en vano, el plan urbanístico y deportivo de Río 2016 se basa en el de los Juegos Panamericanos de 2007, a cuya organización él contribuyó como secretario regional de Deportes y Turismo.

El alcalde ha aprovechado el paraguas olímpico para amparar una ambiciosa reforma de la degradada zona portuaria de Río, que quiere convertir en una vibrante área de ocio que siga el ejemplo de Barcelona 1992, la ciudad de su abuela.

Su abuela emigró rumbo a Argentina, pero al hacer escala en Río, se enamoró de un médico carioca con el que luego se casó, según el propio Paes ha contado en numerosas ocasiones.

En los próximos cuatro años, Paes tendrá el difícil reto de cumplir con las obras de transporte para los Juegos, trabajar para descontaminar los lagos y ríos de la ciudad y cumplir con su plan de llevar servicios básicos a un centenar de favelas.

Al margen del proyecto olímpico, Paes se ha beneficiado de la mejoría de la seguridad que se ha registrado en los últimos años fruto de una nueva política del gobierno regional en las favelas más peligrosas de la ciudad.

El alcalde también se empeñó en una campaña llamada «choque de orden», que ha buscado acabar con la imagen de ciudad caótica de Río con medidas para mejorar el tráfico automotor, restringir las ventas ambulantes y reforzar la vigilancia en las zonas turísticas.

Licenciado en derecho, Paes nunca ejerció la abogacía, se dedicó desde joven a la política y ha transitado por varias fuerzas de derechas hasta encontrar acomodo en el PMDB, formación con gran peso en la coalición de Gobierno de la presidenta Dilma Rousseff.

En sus dos décadas de carrera política, fue subalcalde, concejal, secretario municipal de Medio Ambiente, secretario regional y también diputado.

En el Congreso fue un fiero opositor al entonces presidente Luiz Inácio Lula da Silva, pero luego como alcalde se convirtió en un firme aliado.

Elegante y simpático, Paes siempre luce una sonrisa y trata de ser caluroso y bromista en la recepción de todas las autoridades y personalidades que pasan por Río de Janeiro.

El alcalde es también un apasionado del carnaval y un fiel seguidor de la escuela de samba de Portela, una de las más tradicionales de la ciudad, afincada en el barrio de Madureira, uno de los más populares y populosos de la ciudad.

Como alcalde no se ha perdido ni un solo desfile de carnaval y cada año ha bailado en el sambódromo con su escuela y con alguna otra que le ha invitado.

Está casado desde hace doce años con Cristine Paes, con la que tiene dos hijos, y como buen brasileño, le gusta el fútbol y se declara aficionado del Vasco da Gama, pero no se suele dejar ver por los estadios. EFE

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