Un gran número de personas ha visto el video entregado a los medios de comunicación por el vocero de la Policía Nacional, donde se observa, gracias a las cámaras de seguridad del parqueo en la Terminal Caribe Tours (Santo Domingo), cómo la doctora Soanny Montero entra al lugar, pone un parasol a su vehículo, lo apaga y no se le vuelve a ver hasta ese triste día en el cual fue hallado su cadáver. Y aun cuando se esperan los resultados del Instituto Nacional de Patología Forense para determinar las causas de su muerte, la posibilidad del suicidio está en la puntera de las realidades, al punto de que su progenitor exprese que- siendo así-, la perdona.
La familia Montero está literalmente desgarrada y durante muchos años el consuelo no tocará a sus puertas, porque perder a un ser tan querido provoca un duelo difícil de superar. Entonces, la reflexión debe ser para todos y todas.
Recientemente, el director del Departamento de Salud Mental de la OMS, Shekhar Sexena, aseguró que la magnitud de esa forma de autodestrucción, que es el suicidio, resulta “un problema que la mayoría de las personas ignoran”.
En el caso de la sociedad dominicana preocupa la alta incidencia de este flagelo, que en el último lustro ha cobrado un promedio anual de 450 a 535 vidas. Mientras que en el pasado año se reportaron 642, 93 casos más que en 2010.
Entre las causas que han incrementado el número de muertes por esta razón se hallan: la depresión, alcoholismo, drogas, problemas psicosociales, crisis económica, desempleos y exclusión social, entre otras.
Especialistas en Psiquiatría aseveran que nadie es inmune a caer en estados que puedan provocar depresión; pero, existen formas de buscar ayuda, tanto en la familia, como entre amigos o desde el punto de vista médico.
Las instituciones especializadas han hecho un llamado ante la situación, incluyendo la necesidad de emplear los medios, escuelas, colegios, universidades y la sociedad civil para sensibilizar y prevenir los factores de riesgos frente a ese mal.
Se suma a todo esto la necesidad de una brújula para el Gobierno, el cual debe esgrimir políticas públicas y muchas acciones más, capaces de enfrentar el problema desde su raíz misma.
En el caso de la joven doctora Soanny Montero, habrá que ver qué causas el llevaron a la muerte; pero, sin duda, siendo como se prevé, un suicidio, la familia sufrirá su ausencia irreparable, y esa “mesa con cuatro patas, ahora sólo tendrá tres”, como afirmó luctuosamente su padre.
Esas pérdidas irreparables…
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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