Con la formación de la décima tormenta, «Sandy», la temporada de huracanes en la cuenca atlántica, prevista desde el primero de junio hasta el próximo 30 de noviembre, no parece concluir en paz y armonía.
Hasta la fecha, la República Dominicana ha pasado ilesa por este período difícil para la geografía Nacional, y sin duda hay que señalar la manera efectiva en que el Centro de Operaciones de Emergencias (COE), desarrolla y proyecta medidas de alerta, hasta para el rincón más lejano, a fin de ejecutar cada paso preventivo.
Comunicados, ruedas de prensa; sistemáticos partes meteorológicos; alertas rojas, verdes y amarillas, de acuerdo a las condiciones de cada provincia o localidad específica; los albergues oficiales a utilizar en caso de ser necesario e informaciones por parte de organismos e instituciones, han formado parte de ese “precaver para no lamentar”.
No obstante, tras las acertadas advertencias hay que tener en cuenta el protagonismo de la población y la responsabilidad de las personas, sobre todo las residentes en zonas de alto riesgo, quienes deben prestar atención y responder acertada y prontamente al llamado de las autoridades para preservar sus vidas y la de sus familiares.
Hay que recordar que el país, por su propia posición geográfica es vulnerable ante cada fenómeno natural que se forma y, en general, las malas condiciones del tiempo afectan a todos y todas.
Los planes de emergencia están en marcha; pero, nada pueden hacer las autoridades si la población no actúa con presteza y responde a las evacuaciones con disciplina y rapidez.
Asegurar viviendas, animales y todo cuanto se pueda es loable; pero más aún lo es cuidar las vidas. Estamos en alerta y cada dominicana y dominicano debe sentirse responsable en estos momentos, para no tener que lamentar males mayores.
¡Alertas por Sandy!
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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