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El poder de lo que no se ve

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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Cuando la vida se te desordena por razones que tú no tienes control, cuando observas como un elemento de vida como lo es un árbol, tiene la fuerza y el gran poder de quitarle la vida a un ser sin el mas mínimo esfuerzo, es cuando te preguntas de donde surge tanto poder? Si no lo podemos ver, si no lo podemos controlar, comparativo al limitado poder del hombre con dinero en la tierra.
 
No hay recursos suficientes que se puedan adquirir bajo el control del dinero, para evitar una “tragedia”, como hemos identificado en nuestro diccionario, para definir lo que ocurre sin nuestro consentimiento como un hecho desgraciado.
 
La justicia del poder de lo que no se ve es inquebrantable, comparativo a los limitados recursos del hombre. No somos tan grandes, como a veces creemos, ante la impotencia de la fuerza de la naturaleza, que no pide permiso para llevarse y ubicarse a su merced.
 
La sociedad con sus organismos de orden social se queda desprovista cuando se trata de competir con el poder de lo que no se ve. Y me pregunto, quien controla esa fuerza tan enérgica? Ahí es cuando la religión se queda corta de respuestas, la contradicción del adoctrinamiento con que crecemos sobre el poder infinito de lo que llaman Dios. Un Dios de maldad es quien me gobierna? Una energía cósmica? Un ser tan superior a nosotros que cuando quiere “hacer daño”, según nuestra corta mente, lo hace? O un poder que no se ve, que sabe totalmente que está haciendo y sin temor a equivocarse, se lleva a su paso lo que entiende esta en mal lugar.
 
El hombre con sus excentricidades, con su incompetente sistema de orden social, ha alterado indiscriminadamente su entorno civilizado, tratando de controlar lo que no se ve. Bajo un evidente sistema que no funciona según la naturaleza, venimos a este mundo a seguir un supuesto “orden” totalmente desordenado, en perfecta violación a las órdenes de la naturaleza. En momentos de tormentas, tornados, ciclones y huracanes, llámele como sea, vemos correr impotentemente a nuestros hombres de poder buscando remedios para subsanar algo incontrolable.
 
La naturaleza tiene que renovarse obligatoriamente, cuéstele lo que le cueste al ser humano. Ella es sabia y sabe lo que hace. A los que nos toca aprender y proteger lo que no nos costó nada construir es a nosotros, hombres y mujeres, jóvenes y niños habitantes de esta tierra que algún día posiblemente evolucionaremos para ser parte de esa fuerza poderosa que no se ve.

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