El director del Hospital Francisco Moscoso Puello, Roberto Lafontaine, reconoce que en el centro asistencial se vive una lucha perenne contra el tráfico de influencia y el pago de soborno por servicios, situación a la que no escapa ninguna institución pública de la República Dominicana.
Sostiene que esa entidad vivió un tiempo en el que cancelaron a muchos empleados, porque tenían un negocio con la entrega de cadáveres y para terminar con esa mafia necesitaron la ayuda de la Fiscalía del Distrito Nacional.
Actualmente, la gerencia del hospital investiga cinco casos de tráfico de influencia, los cuales podrían ser más. Lafontaine argumenta que la permanencia de ese mal se debe a que muchas personas humildes no tienen conciencia de sus derechos, no los exigen, ni reclaman que les atiendan de manera correcta y mucho menos lo denuncian.
“Cuando hay tráfico de influencia y además dinero involucrado, estamos hablando de una estafa al Estado, pero la gente piensa que le van a causar daño a tal o cual empleado, o se autocensuran y de lo que se trata es de humanizar el servicio que se brinda”, razona el profesional de la salud.
Con relación a los maltratos recibidos a la hora de solicitar asistencia, el galeno explica que cuando a un ser humano no se le atienda de la manera correcta debe canalizar su denuncia o quejas, a través del Departamento de Recursos Humanos, a fin de tomar las sanciones de lugar. Puesto que la Ley de Servicio Civil y Carrera Administrativa establece las sanciones pertinentes al trabajador que cometa una infracción.
Otra dificultad que entorpece la calidad de las atenciones que brinda el hospital es el déficit de camas, que tantos malestares provocan a los familiares de los que ameritan internamientos.
En la actualidad el centro de salud cuenta con 194 camas, las cuales resultan pocas para el número de personas que requieren usarlas. No obstante, el director entiende que la solución no está en aumentar la cantidad, ya que si aparecen mil camas, en pocos días estarían llenas y el problema persistiría. Su mayor propósito es evitar que enfermen y esto derivaría no tener que utilizarlas.
El especialista en Ortopedia y Traumatología plantea que esa condición podría resolverse si se educa a la población con relación a su alimentación y la necesidad de realizar ejercicios físicos para reducir los casos de diabetes, hipertensión y otras enfermedades producidas por la falta de conocimiento y conciencia como el dengue y el cólera. De esa manera disminuiría la presión por camas.
“Antes de iniciar el proceso de reparación de las camas del Moscoso Puello, el enfermo andaba ambulante y preferimos que estuvieran en la Emergencia, vistos por el médico y no esperando que saliera una persona para ocupar su lugar”, afirma Lafontaine.
A fin de lidiar con esa precariedad, la dirección asumió la medida de exponer la situación a los aquejados y determinaron no dar alta a nadie, solo porque alguien más esperaba.
En cuanto a la cantidad de enfermos que se observan en la Emergencia del centro, en espera de ser atendidos, el médico indica que eso se debe a que muchos de ellos prefieren consultarse por esa área, aunque el caso no amerite ciertas premuras: “Producto del aumento de la capacidad y calidad del trabajo que se realiza en Emergencia, hemos tenido un boom tan grande que ahora se registra la misma cantidad por consultas que por urgencias”.
En ese sentido, el especialista manifiesta que el flujo de pacientes que busca asistencia médica en el Moscoso Puello asciende a 20 mil mensualmente, mientras que a diario acuden 500 por el área de Consulta Externa y 400 por Emergencia.
“En la misma medida que uno crea nuevos servicios, aumentan los casos. Por ejemplo, este es el único hospital que trata la litotricia intracorpórea, que consiste en extraer los cálculos renales sin necesidad de operar, lo que incrementa la demanda. Además, aplicamos el Programa de Tratamiento contra Hepatitis B. Es decir, que un interno puede consumir un millón de pesos durante todo el proceso, y aquí le sale prácticamente gratis”, precisa el ortopeda.
Sostuvo también que el Moscoso Puello es uno de los tres centros asistenciales donde se trata el páncreas por detrás, sin requerimiento de cirugía. Asimismo, poseen recursos para realizar la mayor parte de las intervenciones quirúrgicas de manera cerrada: “Cuando tu acudes a un lugar donde te van a dar la misma calidad de atención y al menor costo, o gratuito, las solicitudes se acrecientan y eso hace más difícil ponerse a las alturas de esas exigencias”.
En torno a si cuentan con suficientes profesionales, de acuerdo al número de pacientes que van en busca de su ayuda, Roberto Lafontaine expresa que existen 157 doctores residentes y 187 médicos base. La institución sanitaria cuenta con 1,130 empleados.
“Yo puedo tener la cantidad de profesionales suficientes, pero si crece de golpe la demanda, no hay forma de disponer en la misma medida del espacio para un número mayor de camas, ni tengo como duplicar el personal de Enfermería, Laboratorio y Rayos X”, razona.
Una estrategia inteligente presentada para despejar las áreas asistenciales consiste en que reciban cuidados cerca de sus casas, mediante una Unidad de Atención Primaria, debido a que el 80% de los individuos hipertensos, con gripe, fiebre, chequeo rutinario de pediatría y diabetes, pueden recibir una primera consulta y proseguir su tratamiento en el dispensario.
“Así la sobrepoblación se reduciría y solo atenderíamos otros casos que no podrían resolverse en la Unidad”.
Contaminación
La contaminación es otros de los problemas que afecta al Francisco Moscoso Puello, situación que expone a los pacientes y visitantes a infectarse con diferentes bacterias que pueden empeorar su salud.
El nivel de contagio puede llegar a ser tan grave que hasta en lugares como el laboratorio, con frecuencia los análisis tienen que repetirse, porque las muestras resultan contaminadas en el proceso de observación, lo que pasa tanto con muestras de orina como de sangre.
Al ser consultado al respecto, Roberto Lafontaine aclara que el hospital no es un medio totalmente libre de bacterias: “En ningún centro de salud existe cero grado de contaminación, ya que quienes se curan, dejan tras sí infecciones”.
El Programa de Control de Infecciones Nosocomiales está dirigido a controlar dicha situación, cuya medida disminuye la propagación de bacterias en los hospitales.
Lafontaine explica que otra variable podría ser que el enfermo presente un cuadro clínico que no se corresponda con los resultados de la prueba médica y en ese caso, el perito ordena otra muestra.
La tercera probabilidad consiste en que las muestras se tomen de manera incorrecta; es decir, que hubo algún contacto entre la piel y el frasco que contiene el elemento de análisis.
Aunque las precariedades de los hospitales dominicanos no permiten ofrecer atenciones de primera, el director del Francisco Moscoso Puello afirma que se mantendrá atento para mejorar cada día el servicio que brindan a la población y vencer cualquier obstáculo que les impida alcanzar esa meta.
«Vivimos una lucha perenne contra tráfico de influencia y sobornos»
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
Story
Page