El año 2012 casi finaliza y la violencia intrafamiliar no ha cedido mucho su paso devastador, aun cuando se hable de 22 víctimas menos que en 2011, al contar hasta la fecha unas 134 mujeres muertas por esta causa. Siempre es triste considerar lo humano con cifras.
Noviembre ha dibujado con sangre sus primeros nueve días, con dos feminicidios registrados y la procuradora adjunta para Asuntos de la Mujer, Roxanna Reyes, sostiene que se está trabajando para llegar a cero en el número de víctimas, lo cual, el día que se logre, resultará verdadera noticia; mientras cada fallecimiento por esta razón llenará de luto a toda la sociedad dominicana.
Que hayan aumentado a más de 60 mil las denuncias de maltratos a nivel nacional, implica varias lecturas: una de ellas es que una parte de los hombres sigue actuando con la cobarde línea de la violencia contra sus parejas y otra es que éstas ya no las admiten, pese a otros imponderables que antes les mantenían en silencio.
República Dominicana posee una de las más altas tasas del mundo en los crímenes cometidos contra las féminas: “la persistencia de las desigualdades de género en el ámbito económico, como se observa en el hecho de que el 51% de los hogares con jefatura femenina están por debajo de la línea de pobreza (frente al 32% con jefatura masculina), así como en las grandes disparidades en materia de empleo y de ingresos”, son elementos que siguen pesando en contra de los derechos femeninos de las dominicanas.
Todavía habrá que recorrer mucho camino antes de poder hablar de triunfos en esta colosal batalla. Será a través de protocolos e integración de medidas fiscales, u otras formas más, pero algo muy fuerte tiene que detener en la República Dominicana la violencia de género.
Siguen las muertes
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