Aunque hace varios días que la noticia anda por los medios y redes, otros asuntos, los mismos por los cuales resulta inadmisible una actuación así, coloca a la ministra de Educación, Josefina Pimentel, en portada, no porque se haya logrado que la educación alcance el 4% del PIB, tal y como lucha la sociedad dominicana para que ocurra (algún día); tampoco porque niñas y niños tengan un aula decorosa y cuenten con maestros cuyos salarios sean dignos: no, tampoco. La cuestión es que la titular decidió aumentar su salario de 185 mil a 300 mil pesos mensuales, casi el doble del que recibía y todo esto mientras que los envejecidos y enfermos cañeros no logran siquiera que les reconozcan tantos lustros de trabajo duro y están muriendo sin recibir el merecido subsidio, ni siquiera una mínima parte de la antes mencionada.
Los momentos que vive República Dominicana no podrían ser más difíciles y convulsos; la aprobación de una reforma fiscal con la cual la mayoría no puede estar de acuerdo, afecta y deja muertes y sangre a su paso.
Aunque Pimentel diga que el incremento se produjo luego de una consulta al Ministerio de Administración Pública, “apegado a la complejidad de las funciones que desempeña”, nada está más lejano de lo que debe representar a quienes gobiernan el país y fueron elegidos para estar a la altura de estos tiempos, no pasando por encima de las realidades. Más infeliz todavía resultó la frase de “es probable”, cuando fue cuestionada acerca de si el año próximo habrá un aumento para educadores y técnicos del Ministerio de Educación.
De reajustes está agotada la sociedad dominicana y precisamente el gremio de maestros y maestras ha protestado constantemente, en demanda de un aumento salarial y otras reivindicaciones. Todo parece indicar que se intenta predicar sin ejemplos y eso, señora ministra, no funciona ni en esta sociedad, ni en ninguna.
Educación baja, titular sube
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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