Tres días después de haber adquirido el boleto para un segundo y último mandato, el presidente Barack Obama ha invitado a sus oponentes republicanos a dialogar para un acuerdo que impida que Estados Unidos caiga en un precipicio fiscal, posibilidad que está a la vuelta de la esquina.
“Tenemos que combinar recortes de gastos con ingresos y eso significa pedir a los estadounidenses más ricos que paguen un poco más de impuestos”, el déficits fiscal estadounidense es en términos relativos igual al dominicano, 8% del PIB, y se construyó por el mismo camino: financiando presupuestos con endeudamientos.
Nadie está pidiendo procesar al presidente Obama, sino que por el contrario, los electores le acaban de entregar un contundente endoso al hacerlo ganar con amplios márgenes los votos electorales y populares, porque sólo en la República Dominicana, déficit es sinónimo de malversación.
En el concierto de naciones se pueden buscar con lupa las que no estén cerrando con déficits, que no es otra cosa que una medida de política fiscal que se puede aplicar mientras no se corra la rosca, luego hay que hacer lo que quiere Obama y lo que ha logrado Danilo Medina: apretar los cinturones del gobierno, mejorar la calidad del gasto, procurar ingresos adicionales sin lesionar a los más pobres, y desde luego, también financiar una parte de los presupuestos.
Medina también se encontró ante las posibilidades de un precipicio fiscal, cuyo abordaje se hace más desafiante porque al mismo tiempo está empoderado de demandas sociales que son impostergables, entre las que figura el otorgamiento de un 4% para la educación preuniversitaria, tan importante para él como el compromiso de relanzar al campo dominicano, dotándolo de financiamiento, tecnología e información; el de convertir a las micros, pequeñas y medianas empresas en el principal ente de generación de riquezas y creación de empleos, cosas que no se logran con discursos sino con recursos, planificación y firme voluntad; que está comprometido con propiciarles a todos los sectores productivos del país una ampliación del mercado, por varias vías: incremento del turismo, incorporación al mercado de consumo de 1.4 millones de dominicanos que andan por debajo de los niveles de pobreza y tratado de libre comercio con Haití.
El Congreso le acaba de dar un espaldarazo aprobándole una reforma fiscal que le adiciona ingresos por 46 mil millones de pesos, de los cuales 43 mil serán destinados a completar el 4% para la educación, eso representa una tercera parte de los ingresos que el país requiere adicionar a los actuales para la ejecución de los planes esenciales, la mayor parte de los recursos provendrán de dos vías: reducción y reorientación del gasto del gobierno, y niveles moderados de financiamientos.
L a reforma, como lo ha reconocido el empresario José Luis Corripio, era la alternativa menos mala para abordar la situación que el país tenía planteada. La otra sería cruzarse de brazos a esperar que estallara una crisis que empeorara en todos los sentidos las condiciones de vida del pueblo dominicano.
Es momento de dar vuelta a la página y ver el futuro con optimismo, lo que ha hecho ha sido para fortalecer la economía, si algunas de las medidas tuvieran efectos adversos se revisarán, lo que Danilo no está dispuesto a aceptar es que sigamos por la senda de crecimiento económico con inequidad, es el mejor aliado de los sectores productivos, trabaja por una sociedad de oportunidades para todos.
