“Soy general (estadounidense), hago lo que quiero”

Numerosos generales y oficiales estadounidenses han sido acusados últimamente de actos indebidos, incluido de abusos sexuales.
 
“Soy general, hago lo que quiero”, fue la frase que empleó el excomandante estadounidense en Afganistán, Jeffrey A. Sinclair, acusado en Norteamérica de abusos sexuales contra sus subordinadas, posesión ilegal de alcohol y pornografía durante su servicio en el país asiático.
 
Los analistas aducen que los militares de alto rango estadounidenses viven como en una burbuja en un país que, tras diez años de guerra, no acepta las críticas contra quien lleva uniforme.
 
Pero comienzan a oírse voces contra las prácticas de los oficiales, que violan las leyes, infringen las normas, so pretexto de que arriesgan la vida mientras que los civiles se quedan en casa.
 
“Veneramos en estos tiempos a los generales sin pensar. No es bueno para los militares, ni para el país”, explicó hace poco Tom Ricks, periodista y autor del libro “Los generales”.
 
La renuncia del exgeneral y director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) David Petraeus la semana pasada ha sido el último escándalo que involucra a oficiales de alto rango de ese país.
 
El escándalo del caso Petraeus se destapó cuando el FBI comenzó a investigar unos correos electrónicos amenazantes supuestamente enviados por Broadwell a Jill Kelley, una amiga de la familia de Petraeus, que pertenece a los círculos sociales de Washington.
 
El general William Ward, que dirigió el Comando África del Departamento de Defensa de Estados Unidos (Pentágono) entre octubre de 2007 y marzo de 2011, fue investigado por emplear decenas de miles de dólares del Gobierno de Washington para sus viajes y alojamientos.
 
Un informe del Pentágono acusa al teniente general Patrick O’Reilly de haber esclavizado al personal a su cargo en la Agencia estadounidense de Defensa antimisil (MDA).
 
La Fuerza Aérea sufrió un gran escándalo en el centro de entrenamiento de la Base de Lackland, Texas, donde seis instructores masculinos fueron acusados de violación, adulterio, ataques y hostigamiento sexual contra varias de sus subordinadas.
 
Recientemente un estudio del periódico Navy Times reveló que más de 20 altos oficiales de la Marina fueron expulsados del servicio este año por mala conducta y comportamiento inadecuado.

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