Aunque muchos deploran que en este primer periodo de Gobierno del presidente Danilo Medina, las cosas no han sido como se esperaban, y en medio del fantasma del paquetazo fiscal las huelgas, manifestaciones y protestas se multiplican, también es verdad que el tiempo debe responder a la mayoría de las promesas hechas por el mandatario durante su discurso de toma de posesión.
Por ejemplo, para un país que lucha de amarillo por lograr el 4% del PIB para la educación, y que sabe que sin la formación de sus hijos e hijas, el futuro es muy incierto, la creación del Programa Nacional de Edificaciones Escolares, “a través del cual serán construidas, reconstruidas y rehabilitadas 28 mil aulas en todo país, durante los próximos cuatro años, con una inversión inicial de 10 mil millones de pesos”, no deja de ser buena y halagadora noticia.
También es positivo que se transparenten los sorteos, tal y como anunció el jefe del Estado, quien proclama estar muy consciente de que “las condiciones socioeconómicas predominantes en el país están sacando a los niños de las escuelas” y quien “no se educa no puede superar la pobreza de sus padres”, sobre todo en ese gran número de hogares dominicanos dirigidos por madres solteras.
De manera que si el Presidente de la República cumple sus proyectos de alfabetización y este, de una educación de calidad para niñas, niños, jóvenes y adolescentes de la República Dominicana, con unas diez mil nuevas aulas listas (como parte de las 28 mil), antes del año escolar 2013-2014, habrá que decir que en verdad se hizo lo que nunca se ha hecho.
El tiempo de Medina
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