Hambruna “desataría los demonios” en clase baja

Dice un viejo adagio que “el mal comío no piensa”. Hoy más que nunca los gobiernos, empresarios y ricos de República Dominicana y el mundo deben prestar atención a la situación alimentaria de los ciudadanos, pues una población hambrienta es capaz de desarrollar una incontrolable furia que podría desatar incalculables pérdidas materiales y humanas.
 
El número de personas aumenta mundialmente, pero no en igual ritmo lo hace la producción de alimentos, ni la justa distribución de riquezas. Un elemento peligroso, como el cáncer, que no presenta síntomas hasta que decide eliminar al ser que lo padece, son los grandes terrenos baldíos (sin cultivar), que existen en países de ascendentes carencias como esta nación caribeña.
 
Las amenazas de protestas son latentes en sectores empobrecidos que hasta ahora no se han movilizado y a los que la vida ha golpeado tanto que no les importa morir en la lucha por conquistar un pedacito de tierra con la cual sustentar su familia. Ellos, como la villamellera Florinda Soriano (Mamá Tingó), repiten a voces: “la tierra es de quien la siembra”.
 
En República Dominicana, aproximadamente un millón de tareas agrícolas permanecen inutilizadas, expertos agrícolas consideran que ya es hora de que en el país se empiece a cultivar productos de ciclos cortos, que constituyen importantes soluciones alimenticias en la población; pero, que han dejado de sembrarse: ajíes, tomates, verduras, papas, lechuga, pepino, zanahorias y berenjena, entre otros.
 
En la última reforma fiscal se estableció el cobro del 1% a las propiedades inmobiliarias que sobrepasen los RD$6.5 millones.
 
El pasado miércoles, decenas de campesinos del paraje El Gato en La Romana marcharon hasta el Palacio Nacional, en protesta por alegadas agresiones y malos tratos del director ejecutivo del Consejo Estatal del Azúcar (CEA), contra los parceleros del referido sector.
 
Acusaron a Enrique Martínez, director del CEA, de desconocer títulos supuestamente emitidos por el Instituto Agrario Dominicano (IAD), y destruir sus campos sembrados y a punto de cosechar con maquinarias.
 
Dijeron que desde hace tres años el CEA: «Ha tomado con bulldozers y gredas los campos de los campesinos, les destruyen las cosechas de plátanos, yuca, chinolas, frutas y los aplastan, atentando contra la vida de cientos de familias campesinas que dependen de estos productos agrícolas», exponen, por lo que pidieron al presidente Danilo Medina la destitución de Martínez: «Porque no representa los intereses del Presidente de la República para los campesinos del país”.
 
En su artículo: “Racionalización del Impuesto a las Tierras Baldías”, Bienvenido Pérez García expresa que la simple aserción legislativa en una ley aplicando impuestos a los terrenos baldíos, con el propósito de incentivar la producción, dinamizar la economía y maximizar el aprovechamiento de nuestro recurso tierra, es una ley estéril si no va acompañada de los instrumentos de otras leyes y disposiciones financieras, bancarias y (sí, también), fiscales que apoyen y posibiliten el uso productivo, rentable, de los terrenos que se estimen como tales, baldíos”.
 
Considera que, de lo contrario, este sería un simple y enojoso instrumento de tributación, de lograr más dinero para el Estado -y naturalmente, de persecución fiscal- que despojará, no tanto a ricos y acaudalados terratenientes o llámese latifundistas, sino, sobre todo a modestos propietarios de terrenos rurales y solares urbanos, que por sus limitaciones económicas no pueden emprender proyectos agropecuarios o de construcción civil comercial o habitacional rentable.
 
Recuerda que la idea de gravar con impuesto especial los terrenos baldíos y su aprovechamiento y repartición a los comuneros no es nueva en el país y ya desde los tiempos de la presidencia de Gregorio Luperón (1877), se ha legislado y normado sobre el uso y aprovechamiento de las tierras baldías, habiendo legislaciones posteriores en el régimen de Trujillo, en los gobiernos de Joaquín Balaguer. (Ley de Uso de las tierras baldías para la Reforma Agraria, de 1972 Y 1987) hasta recientes iniciativas que no han cuajado.
 
FAO advierte
 
Un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO- por sus siglas en inglés), revela que el hambre mundial ha estado aumentando hace una década con más de mil millones de personas malnutridas este año.
 
El organismo encontró que el declive en las ayudas y en las inversiones en la agricultura ha aumentado por más de una década el número de personas que pasan hambre.
 
Indica que la cantidad de desnutridos comenzó a crecer hasta llegar a 1.02 mil millones este año, bajo el efecto combinado de los altos precios de los alimentos y la crisis económica mundial.
 
«Antes de la crisis alimentaria y la crisis económica, el número de personas hambrientas se ha ido incrementando lenta, pero marcadamente», señala el informe.
 
Según informa el Programa Mundial de Alimentos de la ONU, una de cada seis personas no recibe suficiente alimentación como para estar saludable y llevar una vida activa. El hambre y la malnutrición son de hecho el riesgo número uno a la salud mundial, por encima del SIDA, la malaria y la tuberculosis.
 
Aunque el informe revela que ninguna nación está inmune -advierte-, es normal que sean los países más pobres los que están sufriendo más.
 
Alternativa de Lula
 
El expresidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, afirmó recientemente que el hambre y la pobreza pueden frenarse en el mundo y destacó que África podría aprender de la experiencia de su país sobre la seguridad alimentaria.
 
Durante una rueda de prensa en la sede de la Unión Africana (UA), en esta capital, el exmandatario dijo que Brasil en ocho años sacó a 28 millones de personas del umbral de la pobreza y 40 millones de pobres pasaron a formar parte de la clase media.
“Podemos empezar a pensar que se puede frenar el hambre y la pobreza en cualquier país del mundo”, aseguró.
 
El exgobernante suramericano subrayó la importancia de que los pequeños agricultores tengan acceso a créditos y tecnología para garantizar el éxito y apuntó que de una vez por todas «tenemos que acabar con la agricultura de subsistencia».
 
La agricultura se enfrenta hoy en nuestro país a un gran desafío para cubrir la seguridad alimentaria, dado el crecimiento acelerado de la población, a fin de hacerla más sostenida y sustentable, tomando en cuenta el medio ambiente. Esta perspectiva induce a conocer, aplicar técnicas y conocimiento científico y del saber popular en el manejo de la agronomía.

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