Hace un año, al celebrarse el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, fue reiterada la opinión- como en fechas anteriores-, de que “los empresarios todavía no creen en las personas con discapacidad, a la hora de contratar recursos humanos”. Aunque Mery Pérez de Marranzini, fundadora de la Asociación Dominicana de Rehabilitación, ha considerado que no existe dicha discriminación, lo cierto es que quienes viven con disfunciones visuales, auditivas, síndrome de Down, autismo, parálisis cerebral y otras discapacidades físicomotoras, tienen muchas menos posibilidades en la sociedad.
Encima, las cosas se complican en un país donde las aceras son difíciles hasta para personas sin esas limitaciones, no sólo por las irregularidades, huecos y otras deficiencias constructivas, sino porque en su gran mayoría las ocupan buhoneros y vehículos que las asumen como parqueos.
Eliminar las barreras, e impedir los accidentes, es un propósito que hasta por Ley se ha dictaminado; incrementar la educación sexual y materno infantil, de manera que las mujeres embarazadas reciban los nutrientes requeridos para que sus hijos no nazcan con problemas; todos estos y muchos aspectos más se precisan, porque estas personas con condiciones especiales tienen los mismos derechos que todos y todas y respetar su dignidad es más que necesario.
De nada sirve que se aprueben y promulguen leyes si las políticas públicas no alcanzan a ser más efectivas a favor de dicho sector, en todos los órdenes: salud, educación y trabajo. Ellas y ellos nos rodean día a día y enfrentan sus imposibilidades con respeto hacia sí mismos, por lo que deben hallar en sus congéneres, no solo más compasión y comprensión, sino equiparación de oportunidades y el apoyo efectivo del Estado y la Sociedad Civil para poder hacer realidad su integración social.
“La igualdad- se ha escrito-, no debe entenderse desde una óptica de uniformidad, sino de respeto a las diferencias. Es decir, una igualdad que se basa en la búsqueda de puntos en común, de áreas de coincidencia y que construye a partir de los mismos. Por lo tanto, un sentido de igualdad que entiende y acepta las diferencias en calidad de aportes y no como fuentes de antagonismo ni, mucho menos, de segregación».
Discapacitados
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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