Científicos en Estados Unidos implantaron un marcapasos en el cerebro de un paciente con Alzheimer, el primer procedimiento de este tipo que se lleva a cabo en ese país.
El dispositivo forma parte de un tratamiento llamado estimulación cerebral profunda (ECP), que involucra la liberación de impulsos eléctricos para regular la actividad cerebral.
La investigación, llevada a cabo en la Escuela de Medicina Johns Hopkins, forma parte de un proyecto más amplio iniciado en Canadá donde ya se implantó el marcapasos a otros seis pacientes con la enfermedad.
Tal como señalan los científicos, el tratamiento logró que los pacientes -todos con formas moderadas de Alzheimer- mostraran un incremento en la actividad neuronal durante 13 meses.
Éxito
La terapia de estimulación cerebral profunda ya se utiliza con éxito para tratar diversas enfermedades neurológicas. Por ejemplo, se ha utilizado con decenas de miles de personas que sufren enfermedad de Parkinson.
Ahora, la terapia podría ser una alternativa para revertir el deterioro cognitivo de las personas con Alzheimer, como explicó a BBC Mundo el neurocirujano Jairo Espinoza, presidente de la Sociedad Latinoamericana de Neurocirugía Funcional y Estereotaxia (SLANFE) y jefe de la clínica de movimientos anormales, dolor y trastornos psiquiátricos del Centro Integral de Movimientos Anormales y Dolor (CIMAD), en Colombia.
«Yo vengo operando desde hace varios años con éxito en pacientes con diversos trastornos» dice el neurocirujano colombiano. «Lo usamos para tratar movimientos anormales como Parkinson, temblor y distonia, así como trastornos psiquiátricos como depresión, trastorno obsesivo compulsivo y agresión».
«Yo vengo operando desde hace varios años con éxito en pacientes con diversos trastornos. Lo usamos para tratar movimientos anormales como Parkinson, temblor y distonia, así como trastornos psiquiátricos como depresión, trastorno obsesivo compulsivo y agresión», doctor Jairo Espinoza.
La neurocirugía funcional -explica el experto- busca reparar, modular o corregir un déficit en un sistema o red neurológica determinada.
Lo que ocurre con este tipo de trastornos neurológicos es que se altera la química cerebral y esto conduce a una actividad eléctrica anormal que puede expresarse en temblores, deterioro cognitivo o trastornos psiquiátricos.
La estimulación cerebral intenta normalizar esa actividad por medio de una serie de impulsos eléctricos que se dirigen a la parte afectada del cerebro con un dispositivo operado por una batería, llamada neuroestimulador, similar a un marcapasos cardíaco.
«La cirugía involucra hacer dos incisiones muy pequeñas en la región frontal del cráneo y a través de éstos se introducen dos electrodos en el cerebro» explica el doctor Espinoza.
«La cirugía se realiza guiada por computador de forma muy precisa para minimizar el trauma de los tejidos. Como toda cirugía tiene un grado de invasividad, pero lo estamos reduciendo día a día y esperamos optimizarla aún más en el corto plazo» señala el neurocirujano.
Aunque los resultados con pacientes de Parkinson y otros trastornos han sido muy exitosos, la aplicación para Alzheimer todavía está en sus primeras etapas.
Potencial
Pero con el fracaso reciente en los ensayos de medicamentos para demencia, que se pensaba podría ofrecer esperanzas para combatir la enfermedad, la alternativa de estimulación cerebral parece ahora prometedora.
Sin embargo, tal como explica el doctor Jairo Espinoza, la técnica sólo puede ser útil en personas que todavía no están en las etapas avanzadas del trastorno.
«Para que la cirugía sea exitosa con Alzheimer debe haber una conservación parcial de las neuronas y sus conexiones. En una etapa muy avanzada de Alzheimer se han perdido una gran cantidad de éstas y no se espera un beneficio importante con la cirugía» explica el neurocirujano colombiano.
Electrodos en el cerebro
La técnica requiere implantar quirúrgicamente dos electrodos en el cerebro.Todavía, sin embargo, deberán llevarse a cabo muchas más investigaciones para que la técnica pueda ofrecerse a los pacientes.
Y tal como subraya el doctor Jairo Espinoza, la estimulación cerebral profunda no es una cura para la enfermedad, sino debe formar parte de un tratamiento integral del paciente.
«Ningún tratamiento de forma aislada es suficiente, sino que debe formar parte de un esfuerzo interdisciplinario que debe incluir terapias, medicamentos y apoyo al paciente y familia» asegura el científico.
«Este tipo de tratamiento debe probar que ofrece de forma sostenida un beneficio y seguridad importantes». Y agrega que «se están haciendo todos los esfuerzos investigativos en este sentido, pues el tratamiento no se puede considerar aún como estándar de manejo. Si se prueba su beneficio, lo cual es muy probable, puede constituirse en el futuro del tratamiento a corto y mediano plazo».
Marcapasos cerebral, un nuevo enfoque contra Alzheimer
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