Los derechos humanos son aquellas libertades, facultades, instituciones o reivindicaciones relativas a bienes primarios o básicos, que incluyen a toda persona, por el simple hecho de su condición humana, para la garantía de una vida digna, sin distinción alguna de etnia, color, sexo, idioma, religión, orientación sexual, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.
Este 10 de diciembre el mundo celebra el Día de los Derechos Humanos, y más allá de los debates por la inclusión y participación de los individuos en cada actividad social; así como su incorporación a una vida digna, cada gobierno debe reflexionar en esta fecha acerca de las violaciones que, lamentablemente, tienen lugar en sus territorios.
En República Dominicana, por ejemplo, la pobreza se ha elevado un 42%; el 47% de la población no cuenta con una cobertura de la Seguridad Social y el déficit de vivienda es superior a las 860 mil, todo lo cual presupone, tal y como indica un análisis de coyuntura del Centro Bonó de Santo Domingo, que la situación de los derechos humanos, económicos y sociales en el país andan mal.
En la nación de Duarte, Sánchez y Mella, la protección e integración plena de los sectores marginados y excluidos, sigue siendo una mancha oscura y no andan lejos de la realidad los activistas que plantean la necesidad de incrementar la inversión pública, no solo en la educación y la salud, sino también en el establecimiento de “mecanismos eficaces para el monitoreo de la ejecución transparente y eficiente de la asignación presupuestaria en las instituciones del Estado en materia social”.
Y si bien es cierto que el Poder Ejecutivo ha demostrado en la persona del Presidente de la República, Danilo Medina, buenas intenciones en relación con la educación y el cumplimiento del 4% del PIB para su desarrollo; también es verdad que la nación requiere de políticas públicas que enfrenten no solo la pobreza, sino, además, la desnutrición que padece una parte de la población y adopte todas esas medidas imprescindibles e integrales orientadas a promover la vida digna del pueblo dominicano.
Con todo esto y más, podría mirarse este 10 de diciembre como un nuevo comienzo para el gran reto universal que significan los derechos humanos.