Practicar un deporte, ya sea como pasatiempo o de manera profesional, es entretenido y saludable, pero también tiene sus riesgos. Los pesos excesivos y los movimientos inapropiados pueden ocasionar que se produzca una hernia deportiva o hernia inguinal. Aprende aquí a reconocerla y a prevenirla.
Hacer ejercicio es necesario y saludable para las personas de todas las edades, aunque siempre hay riesgos de sufrir lesiones. Es por eso que los expertos recomiendan que en la práctica de ciertos deportes se usen los cascos para proteger la cabeza, que no se olviden los protectores para la boca y en otros casos, que se cuiden las articulaciones). Además de torceduras y golpes, otro de los peligros frecuentes es el desarrollar lo que se conoce como hernia deportiva o hernia inguinal (aunque esto también puede pasarle a las personas que no son deportistas). ¿Quieres saber de qué se trata?
Una hernia se presenta cuando una parte de un órgano interno sale a través de una área muscular que está débil. Esto es algo relativamente común, que puede ocurrirle tanto a los hombres como a las mujeres sin importar la edad que tienen, ya que incluso puede suceder en los niños.
Si bien existen distintos tipos de hernias, como la hernia umbilical (en el área del ombligo), la hernia hiatal (en una abertura en el diafragma, que es el músculo que divide el tórax y el abdomen) y la hernia de disco (en la columna vertebral), la mayoría ocurren en el abdomen y la más común es, justamente, la inguinal. La hernia inguinal se produce en la ingle, es decir, el área en que coinciden la parte superior del muslo y la parte inferior del abdomen.
Entre los factores que pueden contribuir a que aparezca una hernia, no sólo se encuentra la debilidad y la distensión muscular sino también el levantar objetos pesados, hacer un esfuerzo muy grande o forzar o ejercitar en exceso ciertos músculos. Todos los deportistas deben cuidarse, pero quienes practican hockey sobre hielo, fútbol (soccer) o tenis tienen más posibilidades de que les aparezca una hernia.