Washington.- El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, continuará este lunes en Michigan con su agenda al estilo campaña proselitista para mover la opinión pública y recabar apoyo a sus propuestas de solución al llamado abismo fiscal.
Según la prensa estadounidense, el dignatario prevé visitar y hablar sobre el tema en la planta automovilística Daimler Detroit Diesel, donde también insistirá en la necesidad de evitar un alza impositiva a la clase media.
Obama realiza desde finales de noviembre encuentros similares con dueños de pequeños y grandes negocios, gobernadores y sindicatos para hablar sobre la incertidumbre que acarrea el fenómeno financiero, así como de su impacto en el consumo de los ciudadanos a partir de enero 2013 por el aumento de los tributos.
El dignatario demócrata aplica esas estrategias justo cuando sigue en punto muerto el diálogo bipartidista respecto al pacto que evite el precipicio fiscal, creado en agosto de 2011 como la solución, en ese momento, al techo de la deuda nacional de Estados Unidos.
Al parecer sus tácticas tendrán el resultado esperado, pues cada vez hay más republicanos que están abiertos a aceptar su oferta de suprimir las ventajas impositivas a quienes obtengan ingresos superiores a los 250 mil dolares al año.
El senador Bob Corker y el diputado Tom Cole ayer coincidieron en que sus correligionarios en la Cámara de Representantes deben aceptar el plan de Obama, porque les daría ventaja en negociaciones futuras para exigir ajustes en gastos sociales.
Pero esas declaraciones acentúan las divisiones existentes en el partido rojo sobre el fenómeno financiero, que de concretarse, entonces el país entraría nuevamente en recesión, la mayoría de los ciudadanos vería un alza récord de impuestos y se dispararía a nueve por ciento la tasa de desempleo, actualmente en 7,7.
Para evitar la irregularidad, la mayoría republicana en la Cámara de Representantes propuso la semana anterior ahorrar 2,2 billones de dólares en una década mediante reformas impositivas, recortes en programas federales de salud como el Medicare y en gastos públicos.
La Casa Blanca rechazó la iniciativa por considerar que «no responde a la exigencia de que haya un equilibrio» entre los ingresos y los gastos, así como impondrá una mayor carga financiera para la clase media, mientras el sector más adinerado vería una rebaja en las tasas impositivas.
Los republicanos plantearon la oferta tras vetar una del Gobierno que incluía 1,6 billones de dólares en incrementos de impuestos, 50 mil millones en gastos para estimular la economía y recortes presupuestarios ascendentes a 400 mil millones.
El Ejecutivo demócrata también estaba dispuesto a recortar el gasto federal y reducir la deuda pública de Estados Unidos, ascendente a 16 billones de dólares, a cambio de subir los impuestos solo a quienes ingresen superiores a 250 mil dólares anuales.