La Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), ha expresado su temor: «ante la creciente evidencia del riesgo de perder la batalla contra el hambre».
En diversas ocasiones se han reunido los expertos y una y otra vez han discutido representantes de la FAO y de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), el tema de la tierra, sobre todo, en el sentido de las “escasas inversiones en agricultura en los últimos 30 años, junto con los elevados y volátiles precios de los alimentos y la continua inestabilidad económica que han aumentado la inseguridad alimentaria mundial, la cual crecerá más por la crisis económica global”.
Duele reconocer el incremento de hasta casi mil millones de personas en el mundo que sufren hambre y mala nutrición, lo cual significa un verdadero desafío para las organizaciones internacionales y los acuerdas aprobados en cumbres y Objetivo de Desarrollo del Milenio “de reducir a la mitad en 2015 el número de personas que pasan hambre”, cuestión que cada vez parece más inalcanzable, tal y como han reconocido los encargados de disponer las medidas políticas, ayudas y estrategias de inversión.
Un artículo de Pilar Galindo en EcoPortal Net, refiere textualmente que “La crisis alimentaria producto de la industrialización y mundialización de los alimentos, además del hambre y la comida basura genera nuevas amenazas, las epidemias mundiales o pandemias”.
Y asegura Galindo esto que reiteramos por su contenido y fuerza: “El virus de la crisis alimentaria es el mismo que el de la crisis de las migraciones, las guerras por el control energético, las hipotecas, los despidos y la privatización sanitaria: la economía de mercado mundial, el libre comercio de alimentos, servicios y mercancías”.
Da fe a estos criterios lo que tiene lugar en República Dominicana, cuyo deterioro económico requiere de urgentes mecanismos novedosos de financiamiento y más…, o seguiremos ostentando el doloroso sitio, entre los primeros, de personas hambrientas y mal nutridas.