Lo peor ocurre cuando “los de afuera” intentan solucionar “lo de adentro”, sin tener en cuenta las particularidades de cada territorio, incluyendo historia, cultura, sociedad y mucho más…
Desde siempre las potencias, o países desarrollados plantean los problemas haitianos con vías de solución a través del territorio dominicano y aun cuando la solidaridad humana y otros conceptos éticos y vitales de convivencia, mantengan a ambos pueblos cercanos geográficamente, otros aspectos les alejan indudablemente, sin soslayar el tema de la pobreza que República Dominicana carga en más de un 40% de su población.
Imposible obviar los actos impúdicos por parte de empleadores dominicanos, que explotan la mano de obra haitiana, y otros renglones definidos a partir de quienes deben estar ya legalizados en el país. Pero, la tensión que ha tenido lugar en la frontera dominico-haitiana, de la provincia de Dajabón, no puede observarse como un factor independiente o aislado. Tampoco lo es la expresión agresiva de quienes impidieron la entrada a Haití de los vehículos ocupados por miembros de la seguridad del ex presidente Leonel Fernández, dirigidos hacia la universidad que construyó el Estado dominicano en el municipio de Lemonade, cerca de Cabo Haitiano.
En definitiva, tampoco solucionan las tensiones que el padre Martínez se amotine con miles de haitianos indocumentados que buscan entrar, pues en país alguno está permitido que penetren en su territorio ilegales.
De manera que este es momento preciso para poner sobre la mesa las cartas: a favor y en contra, regularizar lo que fue, es y sigue siendo. Pero, sobre todo, conversar y analizar desde la base del respeto mutuo, “desde adentro” y si intervienen “los de afuera”, que sea para remediar el asunto con sus propias medidas humanitarias y solidarias, tal y como precisa el pueblo haitiano.
Más tensiones…
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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