El nuevo Gobierno japonés de Shinzo Abe apenas ha tardado un mes en ser noticia. El primer ministro, cuyos principales retos son enderezar la economía del país, al borde de la recesión, definir su modelo energético y apurar la reconstrucción de las zonas devastadas por el tsunami de 2011, ha visto este lunes cómo el titular de Finanzas llevaba hasta límites intolerables la política de austeridad del Ejecutivo.
Taro Aso, responsable del área económica, pidió a los ancianos del país que «se den prisa en morir» para que de esta manera el Estado no tenga que pagar su atención médica. Dichas declaraciones han sido recibidas como un insulto en un país con una sensibilidad especial hacia la tercera edad y donde casi una cuarta parte de sus 128 millones de habitantes son mayores de 60 años. Se calcula que la proporción aumentará hasta el 40% en los próximos 50 años.
«Dios no quiera que ustedes se vean obligados a vivir cuando quieran morir. Yo me despertaría sintiéndome mal sabiendo que todo [el tratamiento] está pagado por el Gobierno», dijo Aso durante una reunión del Consejo Nacional sobre la reforma de la Seguridad Social, según informa el diario británico ‘The Guardian’. «El problema no se resolverá a menos que ustedes se den prisa en morir», remachó.
Aso, de 72 años de edad y que también ejerce como viceprimer ministro, se mostró personalmente en contra de los cuidados paliativos. «Yo no necesito ese tipo de atención», enfatizó el dirigente en declaraciones citadas por la prensa local, agregando incluso que ha escrito una nota en la que instruye a su familia para, llegado el momento, no prolongar su vida con tratamiento médico.
El ministro fue un poco más allá en su ofensa al referirse a los ancianos que ya no pueden alimentarse a sí mismos como «gente de tubo». Aso añadió que el Ministerio de Salud y Bienestar es «muy consciente de que cuesta varias decenas de millones de yenes» al mes el tratamiento de un solo paciente en las etapas finales de la vida.
Otros deslices verbales
El cuidado de las personas mayores es un reto importante para Japón. Según un informe hecho publico esta semana, el número de hogares que reciben asistencia social, que incluyen a algún miembro de 65 años o mayores, se cifra en más de 678.000, aproximadamente el 40% del total.
El país también debe hacer frente a un aumento del número de personas que mueren solas, la mayoría ancianos. Más de 4,5 millones de mayores vivían solos en 2010, y el número de los que murieron en el hogar aumentaron un 61% entre 2003 y 2010, según la Oficina de Bienestar Social y Salud Pública.
Aso, quien se ha mostrado propenso a cometer deslices verbales a lo largo de su carrera política, intentó aclarar más tarde sus comentarios. El ministro reconoció que su lenguaje había sido «inadecuado» en un foro público e insistió en que estaba hablando sólo de sus preferencias.
«Dije lo que personalmente creo, no cómo el sistema de atención médica para los últimos años de vida debería ser», apuntó a la prensa. «Es importante que usted sea capaz de pasar los últimos días de su vida en paz».
No es la primera vez que Aso, uno de los de los políticos más ricos de Japón, ha cuestionado el deber del Estado en relación a la población anciana. En 2008, mientras ejercía como primer ministro, calificó de «chochos» a los pensionistas que deben cuidar mejor de su salud.
«Veo a gente de 67 ó 68 años constantemente ir al médico», soltó en una reunión de economistas. «¿Por qué tengo que pagar por las personas que sólo comen y beben y no hacen ningún esfuerzo? Yo ando todos los días y hago otras cosas, pero yo voy a pagar más impuestos».