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“El Muerto” aplicaba técnicas de grandes Capos

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Pese a que su zona de influencia se limitaba al microtráfico de drogas (distribución en pequeñas cantidades), Edwin Omar Cabrera González “El Muerto” o el rey de “El Pentágono” de las Palmas de Herrera, en su negocio ilícito utilizaba técnicas características de grandes capos del mundo como Pablo Escobar (Colombia); Vito Corleone,“El Padrino”(Sicilia, Italia); Joaquín “El Chapo Guzmán” (México); José David Figueroa Agosto “Junior Cápsula”(Puerto Rico) y Quirino Ernesto Paulino “El Don”(República Dominicana).
 
No obstante sus actividades ilícitas y criminales (venta de narcóticos, asesinato, secuestros, intimidación…), “El Muerto”, tal y como los demás nombres mencionados, gozaba de gran apoyo, admiración y protección en la región por la imagen de “bonachones” y “humanos” que alimentaban comprando medicinas y ataúdes a necesitados, repartiendo juguetes de reyes a los niños, brindando cenas navideñas a los ancianos, así como contribuyendo con campañas a políticos con dinero en efectivo.
 
De acuerdo con la clasificación del médico griego Hipócrates, “El Muerto” era de temperamento flemático, propio de un individuo calmado, tranquilo, que nunca se descompone y que tiene un punto de ebullición tan elevado, que casi nunca se enfada, altamente racional, calculador analítico, frío y se toma su tiempo para asumir decisiones. Esa condición lo coloca en una posición tan elevada, al punto que todo el que está en su entorno termina protegiéndolo de las autoridades que lo persiguen.
 
Es famosa la historia de narcotraficante Silvio Cavallo, de los empobrecidos barrios llamados de las “favelas” en Brasil, quien hacía pocos esfuerzos para cuidarse, ya que la gente a las que mantenía con dádivas, se encargaba de repudiar a los agentes de la policía, lanzándoles piedras y palos, por lo que terminaban abandonando el objetivo.
El caso más reciente sobre las “bondades” de los capos lo representó el dominicano Quirino Ernesto Paulino, quien cumple condena en Estados Unidos y que suplía la leche del desayuno de los guardias en la frontera dominico-haitiana: una “acción humanitaria” que le sumó muchos adeptos.
 
“El Muerto” no ostentaba lujos, no hacía “bulto”, siempre mantuvo un perfil bajo, característica que le llevó a controlar por mucho tiempo la venta de drogas en Herrera.
 
Ese comportamiento de poca notoriedad le valió el mote, que en el bajo mundo equivale a persona de poca influencia social, término que suele ser sustituido por “Palomo”,”Quedao”, “De Ná”; por ello, en las imágenes rastreadas por la Policía, aparece posando con una guitarra y con un gallo. Quizá el mayor desliz, por lo que debió arrepentirse para toda su vida, fue haber colocado en Facebook una foto de su anciana abuela blandeando dos pistolas.
 
El negocio de las drogas del “El Muerto” en “El Pentágono” era tan estable, al punto que él personalmente se encargaba de “tranquilizar” a los atracadores y los ladronzuelos de Las Palmas, como forma de que sus clientes pudieran penetrar al área de operación con tranquilidad y buscar la “mercancía”, sin la incertidumbre de ser asaltado.
 
La noche que llevaron el cadáver de “El Muerto” a la funeraria, la Policía arrestó a dos de sus agentes que viajaban en un automóvil como espalderos de la esposa del capo, lo que evidenciaba el alto grado de influencia que tenía traficante de drogas en la institución.
 
Para el festejo de su cumpleaños, el narcotraficante cerraba varias cuadras de Las Palmas de Herrera, a fin de celebrar grandes bonches con amigos, familiares y “trabajadores leales”, que eran compensados con grandes cantidades de comida y bebidas. También solía verse agentes policiales y militares, que buscaban “lo suyo”, equivalente, en la mayoría de los casos, a dinero en efectivo.
 
“´El Muerto´ era un verdadero protector de los pobres: nadie que tuviera una necesidad le faltaba su ayuda. Era muy generoso, porque resolvía a la gente cualquier problema”, solían expresar parroquianos en el velatorio, donde se presentaron cuatro de sus mujeres ahogadas en llanto, junto a otros familiares y cercanos.
 
De Edwin Omar Cabrera González se dice que era una especie de “leyenda en Herrera, porque andaba protegido y se desplazaba siempre en una jeepeta Nissan Murano; organizaba sus fiestas en lugares abiertos, donde distribuía bebidas y hacía disparos al aire de manera indiscriminada”, solían reflejar los reportes publicados en torno a su figura, antes de caer ultimado, por 14 balazos con una ametralladora, atribuida a los integrantes de la banda de Junior Javier Minaya, (Gilbert).
 
De acuerdo a los informes, había sido apresado en nueve ocasiones por la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD), en once años. Su primer arresto se produjo a finales de septiembre de 2001, en el kilómetro 18 de la autopista Duarte, donde se le ocupó una gran cantidad de crack, pero fue dejado en libertad poco después por un fiscal adjunto.
 
Cinco años más tarde, en marzo de 2006, fue apresado nuevamente con drogas, logrando nueva vez ser liberado. A siete meses de este hecho, fue apresado; pero, como en otras ocasiones, logró salir libre de cargos.
 
Indistintamente, volvió a la cárcel en agosto y septiembre de 2007, diciembre de 2009, hasta ser absuelto en 2010. Informes de la Policía indican que “El Muerto”, fue investigado, además, sobre varios asesinatos a tiros contra distintas personas en Herrera, y por ataques armados a miembros del cuerpo del orden. Pero, se movía con mucha destreza, por lo que lograba evadir ser capturado en forma reiterada, al conocer como “las palmas de sus manos” la zona donde operaba en Santo Domingo Oeste.
 
Esas características de “El Muerto” evitaron que fuera desplazado en el control de la venta de drogas en Santo Domingo Oeste por su oponente “Gilbert”, (El Rey de la droga en Guajimía, Buenos Aires), quien poseía un temperamento colérico, caracterizado por ser manipulador e intolerante, al punto de que el mismo día que salió de la cárcel propinó dos balazos, uno en cada pierna, a uno de sus amigos, porque éste no fue a visitarlo mientras estaba en prisión.

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