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Bicentenario Juan Pablo Duarte, símbolo de independencia

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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Conmemorar el segundo centenario del nacimiento de Juan Pablo Duarte, es en la República Dominicana, recordar y rendir homenaje a un ilustrísimo ciudadano. Debemos aprovechar  la ocasión para orientar y enaltecer el rescate de los valores patrios y con ello impulsar el fortalecimiento de la dominicanidad.

Las ideas que dieron origen y luego orientaron las posiciones del padre de la nacionalidad  estuvieron siempre dirigidas a luchar en contra, no solo de los opresores, sino  también a favor de los valores éticos y morales que deben adornar a los humanos, los cuales en esta época se han ido perdiendo.

Hoy al llegar a los 200 años de haber nacido en la parte española de la isla el prócer Juan Pablo Duarte, encontramos una nación, donde las instituciones están dirigidas por autoridades en las cuales prevalece la falta de voluntad política para enfrentar los grandes males a los que  siempre se opuso el inspirador de la libertad de Quisuqueya.

Llegamos a este nuevo aniversario, encontrando un partido de gobierno, cuyos dirigentes y muchos funcionarios son objeto de denuncias de corrupción y nepotismo, pero debido al control político que ellos ejercen en las instituciones públicas no permiten iniciativas para enfrentar el flagelo de la corrupción, la delincuencia, y el tráfico de influencias y son protegido los dirigentes y allegados al partido de gobierno.

La patria que ideó Juan Pablo Duarte, hoy se encuentra en una situación donde la mayoría de las entidades tienen autoridades que están haciendo un flaco servicio a la democracia y al sistema político del Estado.

Durante este nuevo aniversario encontramos con profunda preocupación que todavía las mediciones de los organismos internacionales continúan situando la tierra de Juan Pablo Duarte en un lugar privilegiado, señalándolo como uno de los países donde se percibe mayor grado de corrupción en la región, problemática que alarma, preocupa y sobre todo nos invita a los dominicanos a la reflexión.

El bicentenario nos encuentra con una notable falta de cultura de transparencia. Esta ausencia en el manejo de la cosa pública, ha impedido definir  una política clara en materia de lucha contra la corrupción. Debido a lo anterior las instancias llamadas a juzgar a quienes violan las leyes dominicanas, lucen incapacitadas para dar respuestas a los múltiples expedientes que le han sido sometidos, mientras muchos de ellos mantienen una especie de limbo jurídico, lo que se traduce en una eventual impunidad.

Es preocupante que en este nuevo aniversario, del nacimiento del fundador de la República Dominicana, la sociedad viva bajo sobresalto por los reiterados actos delictivos, proyectando avances preocupantes que han devenido en múltiples cuestionamientos a las autoridades gubernamentales por los métodos empleados para el combate, lo que ha provocado muertes por  presuntos intercambios de disparos, algunos de ellos bajo la sospecha legitima de que han sido ejecutados.

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