«Los corruptos no sienten vergüenza y tampoco la ley les merece respeto», afirma Victoria Camps, catedrática de Ética de la Universidad Autónoma de Barcelona e integrante del Comité de Bioética y de la Fundación Grifols…»Urge que la ética regrese a la esfera de las relaciones sexuales y emocionales», asegura Eva Illiouz.
Lo anterior conlleva a una reflexión que no solo atañe a filósofos y sociólogos y que se integra, al igual que las citas subsiguientes, a un interesante texto que circula por la Internet: “El espíritu de cada época se refleja en el lenguaje y dos de las palabras más repetidas en los últimos años, al margen de las relacionadas con la crisis, tienen que ver con las alusiones a la falta de veracidad y la vergüenza. Otras están en desuso como el honor: ´cualidad moral que lleva al cumplimiento de los propios deberes respecto del prójimo y de uno mismo´, según la RAE. Vergüenza, no como timidez o pudor, sino como ´turbamiento del ánimo por una falta cometida´, según el diccionario del IEC”.
Estos son los textos que hacen gritar: ¡Viva la globalización, cuando de ideas que refuerzan el pensamiento y la ética se trata! Victoria Camps, en su libro El gobierno de las emociones (Herder), cita a Aristóteles: «El que no se ruboriza del mal que hace es un miserable».
Añade la escritora que sólo queda la ley: «En los casos de corrupción política, nadie dimite, nadie se avergüenza de lo que ha hecho, nadie confiesa sus errores ni sus faltas, todo queda remitido a la dinámica procesal que será favorable o no al acusado.
El corrupto -en la política, el deporte, las finanzas, la actividad profesional…- intenta ocultarse en el silencio o la mendacidad, esperando que con suerte no quede inculpado.
“En ese dilema entre el derecho (todo el mundo es inocente hasta que se demuestre lo contrario) y la moral, Camps cita el cinismo que denunciaba Platón con su relato sobre el anillo de Giges: un anillo que tenía el poder de hacer invisible a quien lo portaba y gracias a él cometía todo tipo de crímenes. Así son los desvergonzados, actúan impunemente con la esperanza de que su culpa no les será imputada. No sienten vergüenza ninguna porque tampoco la ley les merece ningún respeto».
Gracias a Victoria Camps por su libro y sus reflexiones, tan actuales y aplicables…
Urge el regreso…
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
Story
Page