Son voces con ecos las que se escuchan a diario, en todos los sectores de la población.
Nadie escapa a la realidad y por eso, la actitud de los representantes de la Iglesia Católica, en esta ocasión, pasa a ser parte de esa actitud absolutamente imprescindible en los tiempos que corren, no solo por la necesidad de “defender el patrimonio nacional, especialmente los recursos naturales y el ecosistema, frente a inversionistas extranjeros o nacionales que atenten contra este de manera indiscriminada y en perjuicio del bien común”. Se trata, además, de lo cotidiano, de lo real- que no se ve-, cuando los dineros malhabidos se pasean convertidos en riquezas que gozan unos pocos, en tanto otros sobreviven a su mísera realidad.
Los obispos piden “contrarrestar el narcotráfico, el hedonismo y los vicios en los que se encuentra inmersa nuestra sociedad” y en verdad habrá que calar hondo y ascender en la pirámide del poder, para destronar lo que se ha convertido en hábito de despilfarros e irrespeto, sobre todo cuando se observan funcionarios en altos puestos subiendo sus sueldos, en “desmedro de empleados que por el bajo salario que reciben se están muriendo de hambre».
De impunidad, e incremento de la corrupción “mordiendo y devorando a la ciudadanía”, han hablado los religiosos, y como la mayoría de quienes dirigen el país dicen seguir la fe de Cristo, tal vez este llamado a las autoridades obligue a prestar mayor atención, y los “oídos sordos” escuchen algo…Y por supuesto, que actúen.
Tal vez “oídos sordos” oigan
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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